Si las acrobacias lingüísticas fueran una disciplina olímpica, Michel Barnier no estaría lejos de la medalla de oro. El gobierno está desplegando una gran flexibilidad. Por un lado, debe engatusar a la Asamblea Nacional, donde casi todo el mundo le insta a que abra las compuertas del gasto público.
Por otro lado, están los mercados financieros, cada vez más desconfiados, pero también la Comisión Europea, que Este verano inició un procedimiento contra Francia por déficit excesivo. Con sanciones, no lo olvidemos, una multa de 2.500 millones de euros.
Es en este contexto que Francia ha llevado muy lejos el arte del doble discurso. En Bruselas, el Ministro de Economía, Antoine Armand, aboga por rigor, compromisos firmes, “Esta vez es un juramento, vamos a hablar en serio”y apenas bajé del tren, Gare du Nord en París”,todo se puede negociar”, “podemos mejorar”, “encontraremos compromisos”.
Un plan negociado con la Comisión Europea
Esta semana, la Comisión dio a Francia una satisfacción sobre su plan de recuperación de las finanzas públicas Y Antoine Armand se felicitó en voz alta. Sólo que el plan decidido por la Comisión data de finales de octubre y desde entonces el Gobierno ha acumulado renuncias, por ejemplo a las reducciones de las tasas y a las autoridades locales. Hay al menos 7 u 8 mil millones.
Lo que se prometió en Bruselas el mes pasado ya ha expirado y no se equivoquen, afirmó esta semana el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis, Si Francia no va por buen camino con lo anunciado, habrá un segundo pase.
En defensa de Michel Barnier, El doble discurso es una tradición francesa.. Desde que existen las normas financieras europeas, es decir, desde la creación del euro, casi nunca hemos cumplido nuestros compromisos con Bruselas. En esta materia, Francia aplica escrupulosamente la doctrina desarrollada por el difunto Jean Yanne, que también fue figura de las Grosses Têtes, y que dijo, cito: “Soy leal a mi vecindario”.
Leer más