Canadá planea reducciones significativas en hidrocarburos.

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El gobierno de Justin Trudeau propone regulaciones destinadas a obligar al sector del petróleo y el gas, el más contaminante del país, a reducir sus emisiones a 137 millones de toneladas de aquí a 2030. Esta medida pretende una reducción del 37% respecto a los niveles de 2022. La iniciativa es fuertemente cuestionada por Alberta, el principal productor de petróleo de Canadá, y por la propia industria, que la perciben como un límite a la producción. Sin embargo, las sequías prolongadas en el país están provocando una reducción de las emisiones.

Impacto económico e industrial

El informe de Deloitte, encargado por el gobierno de Alberta, dice que la implementación de tecnología de captura y almacenamiento de carbono (CAC) haría económicamente inviable la costosa extracción de arenas bituminosas. Para activos térmicos de menor costo, reducir la producción sería más rentable que invertir en CAC. Pathways Alliance, un grupo de seis importantes empresas de arenas bituminosas, aún no ha tomado una decisión final sobre su proyecto de 16.500 millones de dólares canadienses, lo que requiere más apoyo financiero del gobierno.

Perspectivas de producción

Canadá, el cuarto productor de petróleo del mundo con alrededor de 5 millones de barriles por día, podría ver su producción de petróleo disminuir en un 10% y su producción de gas en un 12% para 2030 con el límite de emisiones. Esto resultaría en una pérdida de 90.000 puestos de trabajo y 282.000 millones de dólares canadienses en PIB entre 2030 y 2040.

Reacciones y consecuencias

A pesar de los temores de la industria, la producción se encuentra actualmente en niveles récord gracias a un nuevo oleoducto de exportación y a la resistencia de los precios del petróleo. El ministro de Finanzas de Alberta, Nate Horner, pidió abandonar la idea, mientras que el ministro federal de Medio Ambiente, Steven Guilbeault, dijo que el gobierno no tenía competencia para limitar la producción.

El debate en torno a esta política pone de relieve las tensiones entre los ambiciosos objetivos medioambientales del gobierno federal y las realidades económicas e industriales de la principal región productora del país. Los próximos meses serán decisivos para la evolución de esta cuestión, especialmente con las elecciones previstas para el próximo año.

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