La belleza de la excusa del goleador

La belleza de la excusa del goleador
La belleza de la excusa del goleador
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“En el fútbol hay momentos exclusivamente poéticos”. Bajo el signo de esta máxima de Pier Paolo Pasolini, Rédouane Taouil se esfuerza en detectar en las estrofas del partido, disputado el 14 de junio entre Mouloudia d’Oujda (MCO) y Raja de Casablanca (RCA), ecos de vértigo de pasión y de maravillas de la comunión.

“La infancia, amor mío… este doble anillo del ojo y la facilidad de amar”, declama San Juan Perse. Este verso, extraído de un poema lleno de elogios, se adapta a esta pasión, que es el fútbol, ​​del que nos enamoramos desde pequeños y que deja recuerdos irremediables cuando lo abandonamos. Más que en el amor, sucedió, en la época de la amante de la radio, que el oído del futbolero se encariñó antes que la vista. Las pantallas y la asistencia a los estadios han sellado una alianza inquebrantable entre ver y amar, alegrías generosas multiplicadas, tristezas silenciosas, palabras evanescentes o tenaces, palabrerías y compartir recreando valores, ritos y sueños.. El partido entre la MCO y la RCA La última jornada del campeonato 2023-2024 será sin duda recordada porque se caracterizó por gestos de rara belleza., emblemático del ring celebrado por el autor de “Eloges” (1).

La afición de ambos equipos vibra como las cuerdas de un laúd tachonado de miedos y esperanzas

Es bajo las numerosas sombras fraternales de la afición que Eduardo Galeano bautiza al duodécimo jugador, comienza la competición más importante de la temporada. Lo crucial son los términos metafóricos que Francis Bacon utiliza en su diagnóstico de las experiencias. El filósofo evoca la cruz de las encrucijadas que indica los destinos, para mostrar cómo decidimos entre resultados opuestos eligiendo uno en detrimento del otro. El histórico equipo oriental, que ganó cuatro copas del trono en cinco torneos tras la independencia, aspira a permanecer entre la élite de la 1.ª división, mientras que los verdes, que se han mantenido invencibles y acumulan veinte victorias consecutivas, sueñan en cuerpo y alma con la coronación. De entrada, uno opta decididamente por la defensa de sus redes mientras los demás siguen apuntando, mediante combinaciones ofensivas, a abrir el marcador. En las gradas, la afición vibra como las cuerdas de un laúd tachonado de miedos y esperanzas. Es demasiado arriesgado no correr riesgos. Confiar en una estrategia defensiva es incierto y ciertamente contraproducente: además de fomentar la propensión a alejar el balón del área penal como prioridad, aumenta la probabilidad de faltas a favor de la reanudación del juego por parte del oponente. Tras resistir los ataques visitantes hasta el minuto 33, el MCO concedió un saque de esquina que un cabezazo transformó en gran gol. Qué espectáculo tan admirable ofrece el goleador mientras levanta las manos en alto para disculparse ante los anfitriones. Impulsados ​​por el marcador, los hombres de Josef Zinnbauer continuaron sus ataques revelando una vez más la vulnerabilidad de la retirada defensiva de sus rivales mediante penales concedidos al final del período y en el minuto 64 que el mismo autor del gol metió en las redes. Cómodo, la ventaja obtenida estimula el deseo de anotar al mismo tiempo que resulta en oportunidades perdidas. Mientras tanto, algunos seguidores ceden ante sus esperanzas, otros abandonan las suyas. A partir de ahora el tiempo ya no depende de la eternidad sino del silbato del árbitro. Al final de la reunión, la RCA obtiene su 13 el título alivia así el número de su maldición y el MCO, ex equipo de copa, promete, como su nombre lo indica, (renacer); la adversidad ciertamente desgasta pero también pule. Lo único que salió victorioso es el espíritu leal mostrado por los jugadores del duodécimo y su entrenamiento. Un personaje estaba en el centro de la escena: la excusa. Ella es la lágrima discreta de la compasión, la alegría taciturna cómplice de una tristeza profunda. Rica en su medida, es el antídoto contra la tiranía del éxito y la gracia del pudor.

La llama de la bola redonda es inextinguible de por vida y persiste incluso más allá. En mayo de 1987, Nápoles estaba inundada de un júbilo indescriptible: su club acababa de conquistar el título de campeón de Italia, bajo la dirección del apodo fenómeno, Maradona, al vencer a la Juventus en Turín, ciudad que no puede dejar de ser recordada como la cuna del célebre laudador de la fidelidad al fútbol, ​​Gramsci. En las paredes de un cementerio, un grafiti se dirige al fallecido: “No sabes lo que te estás perdiendo”. Le sigue otro que se reduce a la frase: “¿Estás seguro de que nos perdimos la coronación y sus alegrías?” “.

  • TIENE el recuerdo de un ex amigo futbolista, Ahmed Herzenni.

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