El pasado mes de noviembre, la sonda Voyager 1 encontró varios problemas técnicos que la dejaron completamente silenciosa. Muchos vieron este fracaso como el fin de la investigación, que entonces celebraba su 46º aniversario. Lanzada en 1977 junto con la Voyager 2, la Voyager 1 se convirtió en 2012 en el primer objeto creado por el hombre en ingresar al espacio interestelar y actualmente se encuentra a más de 25 mil millones de kilómetros de la Tierra. A pesar de esta distancia, la sonda siguió enviando datos a la NASA hasta el pasado mes de noviembre.
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Fue durante este período que la Voyager 1 dejó de transmitir nueva información y muchos ingenieros de la NASA trabajaron para diagnosticar y resolver los problemas técnicos de la sonda. Este proceso resultó ser particularmente largo y agotador, ya que se necesitaron casi dos días (45 horas) para que los datos fueran enviados a la sonda y luego recibidos por la NASA.
El objeto más lejano de la Tierra está vivo (pero no por mucho tiempo)
En abril, la sonda empezó a dar señales de vida nuevamente. Hasta entonces, la Voyager 1 había dejado de enviar sus códigos binarios compuestos de 0 y 1 a la NASA. Después de unos meses, los ingenieros pudieron detectar el chip responsable de los problemas técnicos, desactivarlo y programar uno nuevo para transmitir datos. de nuevo. Por tanto, la sonda Voyager 1 vuelve a estar en pleno funcionamiento, al igual que sus cuatro instrumentos científicos equipados a bordo.
Buenas noticias, pero que podrían durar poco: de hecho, la NASA había estimado que los generadores nucleares de la Voyager 1 y la Voyager 2 podrían durar hasta 2025. En otras palabras, hay muchas posibilidades de que las dos sondas no alcancen su quincuagésimo cumpleaños en 2027.
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