La federación tendrá que meterse la mano en la cartera. La base de los Red Devils en Freiberg, cerca de Stuttgart, costó más de lo esperado. La diferencia se estima en 200.000 euros de un presupuesto de 5,7 millones para el torneo. Incluye tanto el bono de hotel como el de jugador. Domenico Tedesco podría haber evitado este coste adicional prefiriendo el campo del FSV Bissingen al del SGV Freiberg. Fuimos a comprobar si la elección del entrenador era la más lógica para que su equipo trabajara en las mejores condiciones.
El argumento esgrimido es la presencia de demasiados semáforos en rojo en la carretera a Bissingen. Es válido con nueve semáforos, más del doble (cuatro) en dirección a Freiberg. También dedicamos un 50% más de tiempo, pasando de poco más de siete a once minutos. En la era de las ganancias marginales y en un torneo donde se fomenta el desplazamiento por carretera (los Devils van a su primer y tercer partido en autobús), cada detalle cuenta.
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Más que el viaje, fue la infraestructura lo que pesó en su decisión. Bissingen juega una división inferior a Freiberg y se nota. El club D5 no ofrece el mismo confort. Sólo dispone de una cancha de césped natural. El césped debería haberse arreglado a pesar de que a primera vista tiene un aspecto bastante decente.
La falta de espacio también es evidente. Se podría haber instalado el gimnasio en el más pequeño de los dos sintéticos, pero ¿dónde ubicar entonces el complejo para los medios y organizar las ruedas de prensa? ¿Y qué hacer si el clima impredecible daña el único terreno disponible? Otro argumento a favor de Tedesco: también habría sido muy complicado trabajar a puerta cerrada.
Los vestuarios, a pesar de su escaso uso por parte de los jugadores, fueron el mayor problema en Freiberg. Son pequeños y están en mal estado. Los de Bissingen son apenas mejores. En cualquier caso, no basta para convencer a Tedesco. Eligió las condiciones más óptimas.
