Cuando llegó la policía de la zona de Boraine, por una persona perturbadora en la vía pública, Raphaël Tourtois gritaba. Estaba sin camisa, cubierto de la sangre de su padre y quería luchar contra la policía. Estaba histérico y gritaba que su padre estaba muerto. La policía encontró el cuerpo de Daniel tirado en el dormitorio.
Debido a la gran cantidad de sangre en la escena del crimen, los rescatistas y policías creyeron que se trataba de un corte de garganta. No fue así; fueron los violentos golpes en la cara, combinados con el estrangulamiento, los que provocaron la muerte.
Un morfoanálisis de los rastros de sangre permitió definir que los golpes fueron propinados en varios lugares del domicilio de la víctima.
Según el acusado, perdió los estribos cuando su padre le dijo que no le importaban las sospechas de pederastia que se le imputaban, porque planeaba irse a vivir a Tailandia, país que el acusado compara.en el paraíso de los pedófilos“. Según sus abogados, algo inesperado sucedió porque el acusado no se presentó en la casa de su padre con espíritu beligerante.
En el círculo familiar, Daniel Tourtois era sospechoso de haber tocado a varios niños menores, entre ellos las dos hijas del acusado. Sin embargo, nadie presentó denuncia en su contra.
El viernes por la mañana, el fiscal general solicitó una pena de dieciocho años de prisión penal, al tiempo que pidió al colegio que no bajara de los quince años. El señor Pol Descamps había solicitado una pena de entre ocho y doce años de prisión, declarando que toda la vida de su cliente era una circunstancia atenuante.