Una de las primeras reglas de la economía de mercado es que los precios de los bienes y servicios están determinados por el equilibrio entre la oferta y la demanda. Las materias primas no son una excepción. Sin embargo, en los últimos años, muchos de ellos han experimentado una marcada evolución tanto desde el punto de vista de la oferta (petróleo, cacao o gas) como de la demanda (oro o cobre), lo que ha provocado una fuerte volatilidad de los precios. Una situación que probablemente continuará en muchos casos.
En los últimos dos años, el precio del petróleo ha fluctuado entre 70 y 90 dólares por barril. Las fuertes tensiones geopolíticas han aumentado, pero un cambio estructural vinculado a la oferta está actuando en la dirección opuesta. De hecho, la participación de Estados Unidos en la producción mundial casi se ha duplicado en quince años y ahora es similar a la de todos los países del Medio Oriente. Esta nueva situación limita efectivamente el impacto de los conflictos actuales en Medio Oriente sobre el precio del oro negro, pero no sobre su volatilidad.
Aún debido a las fuertes variaciones de la oferta y teniendo en cuenta la demanda cautiva, el precio del cacao se multiplicó por 2,5 en 2024 con respecto a su nivel anterior al Covid (con un máximo de más de 4 en abril). Las malas cosechas en Ghana y Costa de Marfil, los dos principales países productores de cacao, unidas a las abundantes lluvias pero también a una escasa atracción de mano de obra local para el sector, provocaron una fuerte caída de la producción.
Oro y cobre: la demanda se acelera
En el caso del oro, que sigue batiendo récords, lo que está en juego no es la oferta, sino el aumento de la demanda. En los últimos diez años, los bancos centrales de muchos países emergentes han decidido aumentar su exposición al metal amarillo. La proporción del oro en las reservas de divisas chinas aumentó así del 2,5% en 2019 a casi el 5% en la primavera de 2024. Al ser la oferta inelástica, esto dio lugar a un aumento casi continuo del precio del oro desde 2019.
El cobre es otro ejemplo de un mercado que se ha beneficiado de una fuerte demanda unida a la inelasticidad de la oferta. Por su alta conductividad eléctrica y térmica, este metal -muy utilizado en la producción de coches eléctricos, turbinas eólicas y paneles solares- es fundamental para el proceso de electrificación de la red de infraestructuras y, por tanto, para la descarbonización de los medios de transporte. . La demanda mundial de cobre ha aumentado significativamente gracias a los esfuerzos vinculados a la transición energética, a un ritmo que la oferta no ha podido seguir.
Lo que estos ejemplos tienen en común es la inelasticidad de la oferta o la demanda frente a cambios rápidos en el otro lado de la ecuación. En este contexto, deberíamos esperar que la volatilidad en los precios de muchas materias primas continúe en los próximos meses.