El gesto es preciso y delicado, la coreografía hábilmente orquestada. Los cuerpos se curvan, las manos se lanzan incansablemente hacia el suelo para recoger el Crocus sativus cuyos pétalos violetas desprenden filamentos de azafrán.
A la dificultad de la cosecha se suman los inconvenientes del cambio climático. “La sequía aumenta la cantidad de plantas verdes alrededor de la flor, reduciendo su crecimiento y productividad”explica Markos Pournaras, productor de 36 años. “La flor debe ser más alta y fuerte, los filamentos del azafrán más gruesos. ¡Pero no llueve nada! » se lamenta, ocupando una granja familiar transmitida de generación en generación, en Kozani, en el norte de Grecia.
Precipitaciones a media asta
Cuando era niño, Markos recuerda las cosechas en la nieve, con las manos congeladas por el frío. Hoy está recogiendo bajo un cielo azul y temperaturas primaverales. El mes de octubre de 2024 es el más seco de los últimos quince años en Grecia, con menos del 10% de precipitación registrada en promedio durante el período, y la producción…
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