Inglaterra creía haber hecho lo difícil a falta de dos minutos para el final, pero Australia se dio la vuelta para ganar en un partido loco y espectacular en Twickenham (42-37). Los Wallabies, liderados por un gran Tom Wright, logran una victoria histórica, la primera desde 2015 en suelo inglés.
Un partido de suspense hasta el último segundo
Inglaterra comenzó con fuerza, construyendo una ventaja de 15-3 gracias a la inspiración de Marcus Smith, quien brillantemente preparó a Cunningham-South para un doblete antes del cuarto de hora. Pero los australianos, lejos de amedrentarse, respondieron con un sólido colectivo, donde Valetini y Bell destacaron para volver a encarrilar al equipo.
Justo antes del descanso, los Wallabies se pusieron en ventaja (20-18) con goles de Wright y Wilson, seguidos de una magnífica secuencia concluida por Jeremy Williams desde la reanudación. Este último, en una hazaña acrobática al margen, permitió a Australia mantener la presión sobre los ingleses.
Smith inspira a Inglaterra, pero los Wallabies no se rinden
Smith continuó liderando el ataque inglés, encontró a Ollie Sleightholme con una magnífica patada para intentarlo en la esquina y luego orquestó una fantástica remontada.
Con el try de Itoje a dos minutos del final, Inglaterra parecía haber sellado el destino del partido. Y esto, a pesar de que Kellaway había interceptado unos momentos antes para correr hacia la Tierra Prometida.
Fue entonces cuando sucedió lo increíble. En la posesión final mucho después del final del tiempo reglamentario, Australia jugó el tiro perfectamente con Tom Wright. Este último sirvió al extremo Jorgensen con un pase sublime.
Gracias a una enorme aceleración desde la banda, Jorgensen destruyó la defensa inglesa y anotó el try ganador. Este éxito al final de un partido apasionante es un golpe maestro para Australia, que demuestra un carácter impresionante. Para Inglaterra fue una ducha fría con un nuevo revés al final del partido como contra Nueva Zelanda.