De las calles embarradas emana olor a azufre o a carne podrida. Una situación que podría durar varios días más, o incluso semanas.
En comunidades cercanas a Valencia devastadas por inundaciones mortales la semana pasada, el diluvio de lodo trajo a su paso olores pestilentes, lo que generó dudas sobre posibles riesgos para la salud. Estos olores “huevo podrido, azufre” que emanan de las zonas de desastre provienen de “la descomposición de la materia orgánica sin oxígeno”explica a la AFP Miguel Rodilla, biólogo de la Universidad Politécnica de Valencia. “No es ideal para la salud” inhalarlos, advierte el científico, pero sería necesario “concentraciones más altas” de sustancias que se descomponen en el aire hasta el punto de volverlas tóxicas, estima el biólogo.
Con el tiempo, “Podemos encontrar muchos casos en los que las personas tienen dolores de cabeza y distorsiones de la percepción”precisa sin embargo el señor Rodilla. Entre los voluntarios o víctimas presentes en el lugar, muchos se quejaron de migrañas y mareos después de tener que respirar estos malos olores. En Valencia y sus alrededores han reaparecido las mascarillas, como durante la pandemia de Covid-19. “De momento no se han detectado focos relacionados con inundaciones”Sin embargo, tranquilizó a la ministra de Salud, Mónica García, sobre X. Se ha puesto en marcha un protocolo de seguimiento “para prevenir infecciones y enfermedades transmitidas por agentes que se encuentran en el barro y el agua estancada”añadió.
Una respuesta que no convenció a Greenpeace. “La versión oficial del gobierno es que no hay problema, pero no tenemos forma de verificarlo, así que haremos nuestro propio análisis”barro, dijo la ONG de protección del medio ambiente.
Casos de gastroenteritis
Tras la aparición de determinados casos de gastroenteritis, el ministro de Sanidad admitió en la radio pública RNE que “La evidencia científica indica que hay[ait] un riesgo relacionado con patógenos, particularmente en aguas estancadas, que pueden desencadenar trastornos gastrointestinales o neumonía”.. Además, las autoridades sanitarias regionales han informado “Dos probables casos de leptospirosis”una enfermedad bacteriana, en dos voluntarios que participaron en operaciones de limpieza.
Para evitar cualquier riesgo de contaminación y ante la afluencia de voluntarios de toda España para ayudar, se han publicado en las redes sociales una serie de recomendaciones. “Cualquier persona que se desplace a la zona afectada debe llevar mascarilla, guantes, botas, mangas largas, pantalones largos y gafas protectoras, especialmente cuando se manipule agua estancada o lodos”insistió Rosa Touris, portavoz de Cecopi, el comité de emergencia creado tras las inundaciones, durante una rueda de prensa.
Más de diez días después de las inundaciones que dejaron al menos 220 muertos en el sureste de España, muchos municipios de la Comunidad Valenciana aún no han evacuado todo el barro que los cubría. La tierra empapada tiñe ahora de marrón las carreteras y las paredes de las casas y desprende olores más o menos intensos.
Huele a carne podrida
Un olor fétido emana de un supermercado de Sedavi, localidad valenciana. “Es carne podrida”explica Toni Marco, empleado de una empresa de limpieza. la carne “Lo dejaron allí el día de la inundación y sólo se puede sacar ahora”continúa el agente de 40 años. Desde hace diez días, estos alimentos permanecen en frigoríficos sin electricidad.
De una calle a otra, los olores “cambiar” auto “cada descomposición de un elemento huele diferente”añade Ángel Aldehuela, bombero de 51 años, que interviene en Catarroja, cerca de Valencia. Según el rescatista, el hedor “empeorará”. “No sé cuánto puede durar, dependerá de los métodos de limpieza” pero vuelve a apostar “algunas semanas”.
Y en los próximos días, las autoridades sanitarias de la provincia de Valencia también prestarán especial atención a los riesgos de proliferación de mosquitos en aguas estancadas, vectores de enfermedades. La Consejería de Sanidad regional pidió a los 79 municipios afectados por la catástrofe que adopten medidas para afrontarla.