En octubre, las exportaciones de gas por gasoducto noruego al noroeste de Europa aumentaron significativamente con respecto al mes anterior, marcando una recuperación después de una reducción significativa provocada por un programa de mantenimiento intensivo en septiembre. Según datos de S&P Global Commodity Insights, las entregas de gas noruego alcanzaron los 9,56 mil millones de metros cúbicos (Bcm) en octubre, frente a los 6,4 Bcm de septiembre. Este volumen supone también un incremento del 5% respecto al año anterior y supera la media quinquenal del mes de octubre, fijada en 9,38 Bcm.
Esta tendencia positiva de las exportaciones se enmarca en un contexto de fortalecimiento de los suministros noruegos en respuesta a la reducción de las entregas rusas desde 2022. De hecho, Noruega se ha convertido en el principal proveedor de gas de Europa, cubriendo así una parte importante del déficit dejado por Rusia. Este aumento de las exportaciones también se explica por los altos precios de la energía en Europa, que han animado a los productores noruegos a mantener altos niveles de producción.
Un mercado del gas bajo presión
Las exportaciones acumuladas desde principios de año siguen siendo sólidas, con un total de 93,2 Bcm entre enero y octubre, un aumento del 10% en comparación con el mismo período de 2022. Según la Dirección Noruega de Recursos Petroleros, este año podría estar marcado por una estabilización de los volúmenes, alcanzando los niveles de producción su punto máximo en 2022.
Torgrim Reitan, director financiero de Equinor, el principal actor noruego del sector energético, advirtió sin embargo que el mercado europeo del gas sigue en una situación “vulnerable”. A pesar de que las existencias están bien llenas antes del invierno, factores externos como la demanda de gas natural licuado (GNL) en Asia y la incertidumbre en torno al acuerdo de tránsito de gas entre Rusia y Ucrania, que expirará a finales de año, podrían afectar la estabilidad del mercado.
Posible impacto del invierno en los precios
Reitan también destacó la importancia de las próximas condiciones climáticas, recordando que el invierno de 2023-2024 podría desempeñar un papel crucial en los precios. De hecho, un invierno más duro podría reducir las reservas de gas más rápidamente que una estación templada, lo que ejercería presión sobre los precios. Según las estimaciones, en caso de un invierno normal, se esperarían reservas de gas del 40% en abril, frente al 60% este año después de un invierno suave.
Esta incertidumbre en las perspectivas invernales muestra la importancia estratégica de Noruega para asegurar el suministro de gas para Europa, particularmente frente a las tensiones geopolíticas y la volatilidad del mercado energético. Por lo tanto, los productores noruegos siguen movilizados para satisfacer la demanda y al mismo tiempo seguir la evolución del mercado, que podría redefinir los precios y la estabilidad de la oferta.