Para atleta de Irak con ojos llenos de oro.

Para atleta de Irak con ojos llenos de oro.
Para atleta de Irak con ojos llenos de oro.
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Cuando Najlah Imad empieza a jugar al tenis de mesa, quienes la rodean en Irak piensan que se está agotando en vano. Diez años después, la campeona de pierna amputada no ha perdido nada de su tenacidad. ¡Clasificada para los Juegos Paralímpicos de París, aspira al oro!

Por Tony Gamal-Gabriel

Tenis de mesa “Cambió mi vida. Le dedico todo mi tiempo”, confía Najlah Imad aAFPen el patio de un destartalado polideportivo de su ciudad de Baqouba, al noreste de Bagdad, donde todavía entrena la atleta multimedallista.

Amputado de pierna y antebrazo

Tenía tres años el 19 de abril de 2008, cuando perdió ambas piernas y el antebrazo derecho en la explosión de un artefacto explosivo colocado en el coche de su padre, un exsoldado. Ella cuenta esta historia familiar en un tono casi indiferente, ya que experiencias similares acompañaron a las generaciones que crecieron en un Irak desgarrado por décadas de guerra.

Energía positiva

Najlah Imad, una pequeña morena de 19 años, con el rostro enmarcado por un cabello negro cuidadosamente cortado, muestra una sonrisa infalible, que sólo la abandona cuando toma su raqueta de ping-pong. Luego se concentra en sus golpes, frunce el ceño y el brillo de sus ojos risueños se endurece. “A medida que me adentré en el deporte, conocí a otros jugadores con discapacidades, que jugaban a pesar de que les faltaba una extremidad, Ella continúa. Tenían tanta energía positiva que me animó”.

Un gran historial

Cuando tenía diez años, llegó a su casa un entrenador que buscaba formar un equipo paralímpico. Seis meses de entrenamiento y Najlah Imad participa en su primer campeonato que reúne a todas las provincias iraquíes. Ella gana. “Fui la sorpresa de la competición”, recuerda con franco orgullo. Arriba, en la casa familiar, una estantería está repleta de trofeos y medallas procedentes de las treinta competiciones internacionales en las que ha participado.

Formación en Irak y en el extranjero

Estuvo en Tokio en 2021 para los Juegos Paralímpicos, antes de ganar una medalla de oro en China en 2023 en el Campeonato Paralímpico Asiático. Generalmente entrena cuatro días a la semana, dos de los cuales son en Bagdad, adonde acude acompañada de su padre. Para prepararse mejor para los encuentros internacionales, viaja al extranjero para aprovechar las infraestructuras deportivas de última generación, por ejemplo en Qatar, donde estuvo en marzo, con vistas a los Juegos Paralímpicos de París, del 28 de agosto al 8 de septiembre.

Subsidios e infraestructura deficiente

Estrella en ascenso del deporte, se beneficia de modestas subvenciones mensuales del Comité Paralímpico iraquí, además de cubrir ciertos viajes para las competiciones. A pesar de los éxitos, su vida cotidiana sigue ligada a Baqouba y su centro deportivo. En una habitación polvorienta con ventanas rotas, cuatro mesas de ping-pong ocupan todo el espacio. El incesante chasquido de las pelotas resuena mientras ocho jugadores, mujeres y hombres, compiten entre sí, uno de ellos en silla de ruedas. “Las mesas con las que entrenamos son de segunda mano, tuvimos que repararlas para poder usarlas”. confiado a la‘AFP el entrenador Hossam al-Bayati.

Incluso este espacio básico amenaza con que les sean arrebatados, asegura el hombre que se unió a los entrenadores del equipo nacional paralímpico de tenis de mesa en 2016. Un discurso que no sorprende en un país rico en petróleo pero socavado por la corrupción y por políticas públicas fallidas: los profesionales del deporte lamentan regularmente las infraestructuras y equipamientos deficientes, así como los subsidios insuficientes.

Motivación inagotable

En su muñón derecho, la atleta se pone una tela negra antes de colocarle la prótesis, que le ayuda a apoyarse en su muleta. Con la mano izquierda sujetando la raqueta, lanza la pelota al aire y la envía por encima de la red. Al principio, la familia se mostró reticente. “Es un deporte de movimiento, me faltan tres extremidades, yo era joven” ella recuerda. “Mis seres queridos, la sociedad, dijo ‘No es posible, te cansarás por nada’“. Después de su primera victoria, su padre Emad Lafta se dio cuenta de que era necesario apoyarla, ya que era tan “apasionado”. “Ella perseveró. Superó un desafío personal y desafió al mundo”. reconoce el señor Lafta, que tiene siete hijos en total.

Otra perspectiva gracias al deporte

Con ping-pong, “Psicológicamente se siente mejor, el panorama de la sociedad ha cambiado”, él se regocija. “La gente nos felicita, en la calle hay chicas que quieren tomarse fotos con ella”. Najlah Imad, estudiante de secundaria, sueña con ser presentadora. “Incluso cuando viaja, lleva sus libros para revisarlos en su tiempo libre. Durante el viaje a Bagdad estudia”. En París, el objetivo es la medalla de oro, espera el sexagenario. “Cuando nos promete algo, lo cumple”.

© Foto de ilustración general / Stocklib / Srinrat Wuttichaikcharoen

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