Publicado el 8 de noviembre de 2024 a las 09:30 horas.
Arnaud Lefebvre
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Aunque (significativamente) más cara que la deuda bancaria, la financiación de la deuda privada atrae cada vez más empresas, incluidas las grandes con un perfil crediticio sólido. Para atraerlos, los fondos dependen en particular de su capacidad para ofrecer estructuras flexibles y hechas a medida que los bancos difícilmente pueden ofrecer por razones prudenciales.
Los actores de la deuda privada vuelven a sonreír. Ante el aumento de los tipos de interés decretado por el Banco Central Europeo (BCE) entre mediados de 2022 y finales de 2023, vieron caer la demanda empresarial, del orden del 32% en valor en Francia, hasta 13.900 millones de euros según Francia invierte. Pero después de un primer semestre de 2024 todavía en general sombrío, muchos informan de un aumento significativo del número de solicitudes y expedientes tramitados desde el verano… y del inicio por parte del BCE de un ciclo de reducción de sus tipos clave: desde el 12 de junio, la institución monetaria aumentó su principal tasa de refinanciación del 4,50% al 3,40%. Esto sugiere un repunte de los montos otorgados por los financistas no bancarios en los próximos meses, y así prolongar el ascenso de esta clase de activos que comenzó al final de la gran crisis financiera de 2008-2009. Proteica porque puede adoptar la forma de deuda unitramo, deuda mezzanine, deuda senior (Euro-PP, etc.) o incluso financiación cuasi-capital (PIK, híbridos), la deuda privada pesaba 1.620 mil millones de dólares en todo el mundo a finales de 2023 según Preqin, frente a unos 200 mil millones en 2010. Una dinámica a la que Francia no es inmune y en la que France Invest Supone más de 63.000 millones de euros de proyectos empresariales financiados de esta forma entre 2019 y 2023.
Más allá del ámbito del capital privado
Detrás de este aumento de volúmenes se esconde otra tendencia, al igual que…