¿Podría “The Substance” ganar la Palma de Oro?

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La francesa Coralie Fargeat participó en el concurso oficial presentando La substancia. El segundo largometraje del director después venganza, sigue a Elisabeth Sparkle (Demi Moore), una estrella de cine reconvertida al fitness, que ve su carrera llegar a un abrupto final cuando su productor (el egocéntrico Dennis Quaid) decide despedirla de su propio programa. La razón ? La ex celebridad ya no tiene las características (físicas) de sus inicios.

Porque en el país de la televisión todo lo que no sea vivaz, joven y sexy ya no tiene cabida delante de las cámaras. Entonces, cuando a Elisabeth Sparkle, decepcionada por la idea de ver apagarse el foco de atención, se le ofrece un misterioso experimento llamado The Substance, aprovecha la oportunidad para redescubrir su juventud y su antiguo éxito.

Porque el objetivo de La substancia es crear un doble perfecto; “una mejor versión de ti mismo”. Sólo hay que compartir el tiempo: una semana uno, una semana la otra. Un saldo perfecto de siete días que es fácil de mantener… al menos si sigues las instrucciones al pie de la letra.

La substancia©Título provisional

Horror corporal predecible

Gracias a este postulado inicial que combina boby horror Al estilo de David Cronenberg, además de un debate sobre la belleza y la fama caídas, Coralie Forgeat ofrece un largometraje extraño en el que nos sumergimos con deseo y curiosidad. Al menos al principio. Su escena expositiva brillantemente ejecutada alrededor del Paseo de la Fama de Hollywood, su puesta en escena rítmica y quirúrgica, pero también la fragilidad de Demi Moore anuncian una película extraña con la que esperamos recibir una bofetada.

Sin embargo, a pesar de una escena de transformación bien ejecutada, efectos de cámara que nos rozan hasta la piel de nuestros personajes y un bienvenido extremismo narrativo, La substancia sigue siendo predecible. Los acontecimientos se suceden sin mucha sorpresa para denunciar la búsqueda absoluta de la belleza, el culto a los cuerpos e incluso la notoriedad. Este infundado, vano y perdido de antemano parece haber tenido ya derecho a varios tratamientos a la manera de El demonio de neón (2016) de Nicolas Winding-Refn.

Avance de La substancia.

Doble “yo”

Dicho esto, La substancia es una propuesta cinematográfica particularmente interesante en el aspecto meta de su casting. Para la ocasión, Coralie Fargeat contrató los servicios de Demi Moore, una discreta estrella de los años 1990 y 2000 que desde hace varios años encuentra aquí un papel contrario compitiendo con su doble “pulp”, interpretada por Margaret Qualley. Las dos actrices son tan terroríficas como fascinantes en la película. La primera nos seduce por su fragilidad, la otra por su ingenua belleza que en realidad esconde el peor de los monstruos. Su dúo funciona de maravilla: Demi Moore simboliza en cierto sentido a la vieja guardia de Hollywood y Margaret Qualley asume el mando.

Además, la película juega con la noción de doble, y del doble femenino, recordando así nuestros recuerdos. Mulholland Drive (2001) de David Lynch. Es en esta afirmación y en la dinámica de los dos personajes donde la película encuentra su riqueza y, en definitiva, su sustancia. Las dos actrices interpretan un doble Yo(u) y forman una sola persona que se cuestiona los problemas, los intereses de cada una, pero sobre todo su moralidad.

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La sal de esta película también reside en su humor. Extrañamente divertida, ofrece escenas de humor negro frenético y de comedia situacional bien encontrada, Coralie Fargeat juega constantemente con la mirada y los gestos de sus personajes para dar un soplo de luz a su largometraje.

Esto tampoco nos impide pasar por el casi placentero malestar y disgusto, especialmente en el último acto de La substancia. La película se lanza de cabeza hacia la sangre y el derramamiento de sangre para presentar un monstruo deforme.

Margaret Qualley en La substancia.©Título provisional

Llama la atención el trabajo de maquillaje y vestuario, así como la puesta en escena bañada en sangre, en la que flota un tal Stanley Kubrick.

Porque en definitiva, La substancia surge como un homenaje a varios cineastas de los que Coralie Fargeat podría ser la digna heredera. Pero ¿serán estos guiños suficientes para convencer al jurado de concederle la Palma de Oro? No estoy seguro. A pesar de un lado pop bienvenido (nótese la música poderosa e impecablemente interpretada) y un reparto loco, la película carece, de hecho, de cierta profundidad en varios de sus temas. Higienizada, su puesta en escena parece haber contagiado al tema. Experiencia La substancia no lo tomó del todo.

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