Es imposible no reaccionar ante los terribles y todavía provisionales resultados de este violento mal tiempo: más de 150 muertos y decenas de desaparecidos. ¿A qué se debe un costo humano tan elevado cuando se pronosticaban fuertes lluvias varias horas antes del desastre? La cuestión ronda a España y suscita varias líneas de pensamiento.
Publicado el 11/01/2024 08:52
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La valoración del viernes 1 de noviembre de las históricas inundaciones de esta semana en el sureste de España es todavía provisional. Se alcanzó los 158 fallecidos y continúan las búsquedas para encontrar decenas de desaparecidos mientras la Agencia Española de Meteorología (Aemet) lanza nuevas alertas.
Hay muchas preguntas, particularmente en relación con los sistemas de alerta. Si las previsiones eran buenas con la alerta roja de los servicios meteorológicos el martes por la mañana, la prevención fue claramente ineficaz, ya que la gente pasó una tarde normal, sin ser conscientes de los riesgos de un fenómeno de gota fría, clásico en la región en esta época del año. año y mensajes de emergencia enviados tarde a los teléfonos.
¿Por qué no has dado la orden de quedarte en casa antes? La pregunta es inmediata y casi unánime entre los residentes de las zonas de desastre en los suburbios de Valencia, la tercera ciudad más grande de España. Como resultado, entre las víctimas, muchos automovilistas quedaron atrapados por la crecida del agua porque habían ido de compras o regresaban del trabajo, a pesar de las advertencias. Además, el gobierno regional no había suspendido las actividades escolares ni profesionales. Las regiones son muy autónomas en España. Y la fluidez de la cooperación con el gobierno central será sin duda cuestionada una vez pasado el duelo.
Pero la prevención no es el único camino a explorar. Para que una alerta funcione, se debe tomar en serio y seguir un comportamiento apropiado. Esto requiere un trabajo pedagógico y educativo. Una cultura del riesgo y la nueva realidad de los fenómenos climáticos, que está fallando, tanto por parte de las autoridades como de la población. Muchas víctimas pensaron que podrían salvar su coche a pesar de la inundación. Más allá del debate sobre la responsabilidad del cambio climático en el drama de esta semana, existe la urgente necesidad de tener en cuenta la disrupción en la forma en que puede acentuar la virulencia de fenómenos conocidos, y en la que nos exige revisar nuestras formas de afrontar funcionar, de organizarnos y de pensar en nuestras construcciones y en nuestros desarrollos.