Después de una ruptura, es común sentirse vulnerable y solo. En este contexto, muchos están recurriendo a lo que se llama una relación de “curita” o de “rebote”. Aunque controvertido, este enfoque a veces puede proporcionar un alivio temporal y necesario.
Pero, ¿cuál es la realidad psicológica detrás de estas relaciones posteriores a la ruptura? La psicóloga Annie Tanasugarn explora los matices de las relaciones de rebote, sus posibles beneficios y los riesgos que plantean en un artículo de Psychology Today.
Alivio momentáneo
Las relaciones de rebote a menudo se consideran conexiones superficiales que se forman rápidamente después de una separación dolorosa. Sin embargo, las investigaciones indican que, particularmente entre los hombres, estas relaciones pueden brindar un alivio momentáneo en ausencia de apoyo social.
También puede ayudar a superar el intenso apego emocional a la expareja. Estas relaciones efímeras pueden ayudar a gestionar el sentimiento de abandono y la carencia emocional sentida.
¿Miedo al abandono o al narcisismo?
Es particularmente probable que las personas con inseguridades de apego no resueltas recurran a una relación de rebote. El miedo al abandono, el deseo recurrente de reunirse con el ex y una identidad personal inestable, a menudo dependiente de la presencia de una pareja, pueden hacer que estas relaciones sean atractivas, al menos temporalmente.
Además, las personas con rasgos narcisistas también pueden utilizar estas relaciones como medio de estabilización del ego o venganza contra su ex pareja, eligiendo parejas que despierten las inseguridades de su ex.
Riesgo de dependencia emocional
Sin embargo, es crucial reconocer que estas relaciones no deben reemplazar un verdadero proceso de curación. Algunos ven las relaciones de curita como una estrategia temporal para la recuperación.
Otros advierten contra su uso prolongado. De hecho, no debemos olvidar que puede impedir el crecimiento personal y conducir a un ciclo de dependencia emocional.
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