Para los analistas y comentaristas políticos, las encuestas se encuentran entre las herramientas que tenemos a nuestra disposición para evaluar las posibilidades de éxito de los candidatos.
A veces confundimos su función principal, la de mostrarnos una captura de pantalla de un momento de la campaña o identificar una tendencia, para transformarlas en una herramienta de predicción. Los equipos de Harris y Trump nos dicen que tengamos cuidado.
Después de los fracasos de 2016 y 2020, ¿ofrecen esta vez las encuestas un retrato general más realista?
Aprendemos de nuestros errores
A finales de agosto, el Pew Research Center, un centro de investigación independiente, publicó un análisis de la evolución del trabajo de los encuestadores.
Se anotó la primera observación; el número de encuestadores se disparó entre 2000 y 2022. No sólo hay más encuestas, sino que estamos aumentando los métodos utilizados. En la siguiente tabla, los diferentes colores indican la cantidad de métodos diferentes utilizados para llegar a los votantes.
Segunda observación; Los encuestadores ahora consideran más variables cuando encuestan a los votantes.
Hace unos diez años nos contentábamos con validar tres o cuatro variables (el sexo o la edad de los encuestados, por ejemplo), mientras que últimamente hemos aumentado hasta 8 o 12 variables, lo que permite identificar mejor aquello que influye en el votante.
¿Estos cambios en las prácticas permiten a los encuestadores ser más precisos? Si el objetivo es garantizar que las encuestas se correspondan con los resultados de la noche electoral, el ejercicio no fue concluyente en 2016 y 2020.
Si lo que queríamos lograr ante todo era una tendencia, la evaluación se vuelve más positiva. En particular, los encuestadores fueron particularmente buenos en las elecciones de mitad de período de 2022.
Incluso si los encuestadores van más allá de las cifras brutas y añaden sus análisis, sigue siendo terriblemente difícil predecir el resultado de una elección.
Ciertos factores, como el entusiasmo de los votantes o su motivación real para viajar para registrar su voto, siguen siendo complejos de medir.
La recompensa en las urnas
En general, la calidad de las encuestas ha mejorado significativamente con el tiempo, pero, como indica esta tabla, sobrestimaron el voto a los candidatos demócratas en 2016 y 2020.
Desde entonces, se ha dicho repetidamente que Donald Trump disfrutaría de un “bono en las urnas” y que a sus seguidores les daría vergüenza revelar sus intenciones a los encuestadores. Sin embargo, si escapan de las encuestas no es por vergüenza, sino porque huyen de ellas.
Estos días, las encuestas actuales indican que Kamala Harris está ligeramente por delante. ¿Deberíamos considerarlo más como un empate por ese supuesto plus en las urnas?
Los encuestadores preguntados sobre este tema responden que no es nada seguro. Esta vez, incluso podría ser Kamala Harris cuyo apoyo subestimamos.
Es difícil medir la influencia de todos estos nuevos votantes jóvenes, más específicamente de las mujeres jóvenes, en el resultado de la votación.
El diario busca quebequenses que vivan en los siguientes estados: Alaska, Alabama, Dakota del Sur, Montana, Rhode Island y Wyoming.
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