Una evaluación balística consiste en determinar el tipo de arma utilizada, el número de disparos realizados, la trayectoria del disparo, la distancia de tiro y la posición del tirador.
Si se encuentra un arma en el lugar, se desmantela y analiza. Se presta especial atención a los arañazos presentes en el cañón, específicos de cada arma. Una “firma balística” que se encuentra en sus municiones.
“Este paso nos permite determinar de qué arma proviene el elemento disparado, y así asociar un arma con la escena del crimen”, explica un miembro del departamento de balística del Instituto de Investigaciones Criminales de Gendarmería Nacional (IRCGN).
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