Monedas: el patrón oro, último recurso ante la devaluación del zimdólar

Monedas: el patrón oro, último recurso ante la devaluación del zimdólar
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La vertiginosa caída del valor del dólar de Zimbabwe definitivamente ha puesto al gobierno en un aprieto. Después de varios intentos fallidos de poner fin a esta espiral viciosa, el Banco de la Reserva se embarcó en un enfoque radical: crear una nueva moneda respaldada por oro.

La nueva moneda de Zimbabue, denominada Zig (Oro de Zimbabwe), basada en el antiguo sistema del patrón oro, está diseñada para corregir una situación financiera desastrosa, con una inflación galopante, escasez de liquidez y predominio de monedas extranjeras, en particular el dólar. La confianza en el Zimdollar era tan baja en los últimos años que los empleados acudían a las oficinas de cambio tan pronto como recibían sus salarios para obtener billetes verdes y evitar una futura devaluación.

Un lanzamiento caótico
Desde el regreso del dólar local a la circulación en 2019, las autoridades de Zimbabwe han utilizado diversas estrategias para frenar la caída de su valor. En esta línea, el Tesoro exigió en junio de 2023 que las empresas pagaran sus impuestos en moneda local. El Banco de la Reserva tampoco ha escatimado esfuerzos para restablecer la confianza en el dólar local. Por ello decidió poner a la venta una moneda digital y lanzar 2.000 monedas de oro de 22 quilates como moneda que puede utilizarse para compras, así como garantías para préstamos y líneas de crédito.

Sin embargo, todas estas iniciativas estaban condenadas al fracaso. El Zimdollar comenzó el nuevo año con una caída de más del 40% en el mercado de divisas, ya que la fuerte demanda de dólares estadounidenses siguió superando a la oferta. En 2023, el país sin litoral del sur de África vio cómo su moneda local perdía casi el 100% de su valor frente al dólar, ya que la inflación alcanzó tasas de tres dígitos. Ante esta creciente volatilidad, ciudadanos y empresas han perdido toda confianza en las instituciones estatales, favoreciendo el dólar estadounidense para realizar sus compras y transacciones diarias.

Esta confianza se vio aún más dañada tras la caótica implementación de la nueva moneda. Tan pronto como se hizo el anuncio del Banco de la Reserva a principios de abril, el malestar se apoderó de las calles de las principales ciudades, y los ciudadanos irrumpieron en los bancos para cambiar su moneda. Pero para sorpresa de todos, los nuevos billetes no aparecían por ningún lado. El Banco Central dijo dos días después que la nueva moneda aún se estaba imprimiendo y que sólo estaría disponible a partir del 30 de abril.

Parálisis
El colmo de la ironía es que el antiguo dólar zimbabuense ya no era aceptado en las tiendas, las administraciones o el transporte. Este escenario surrealista ha paralizado al país y dejado a los ciudadanos en una situación precaria. Aparte de este tumultuoso lanzamiento, la nueva moneda no es unánime en cuanto a su capacidad para resistir shocks. Aunque el valor del oro se encuentra actualmente en su nivel más alto en años, los expertos dudan de que el país tenga reservas suficientes para sostener el Zig cuando el precio del metal amarillo se revise a la baja.

Según datos del gobierno, el Banco Central tiene 1,1 toneladas de oro en el país y casi 1,5 toneladas en el extranjero, además de 100 millones de dólares en efectivo y minerales preciosos como diamantes, es decir, unas reservas totales estimadas en 285 millones de dólares. Según el economista Prosper Chitambara, es evidente que el país necesita más reservas para garantizar la estabilidad del ZiG, explicando que “cuanto mayores sean las reservas, mayor será la confianza y la capacidad de defender su moneda contra las perturbaciones”.

Contexto desfavorable
La ONG internacional ActionAid cuestionó la pertinencia misma de esta nueva moneda, señalando que el ZiG no es lo que el país necesitaba para resolver los múltiples desafíos económicos que lo sacuden desde hace mucho tiempo.

“La historia del país ha estado plagada de problemas de inestabilidad monetaria, con la introducción de varias monedas a lo largo de los años, cada una acompañada de promesas de recuperación económica, soluciones insuficientes que han dejado a los zimbabuenses vulnerables a la incertidumbre y las dificultades económicas”, lamentó.

Ciertamente, el suelo zimbabuense está lleno de vastos depósitos de oro y otros metales preciosos, pero la solución de una moneda respaldada por oro no parece ser el remedio duradero a los problemas de hiperinflación y devaluación de la moneda local. Además del hecho de que el valor del oro no se mantendrá en los altos niveles actuales y las reservas son insuficientes para respaldar la nueva moneda, esta solución no proporciona mucha flexibilidad al banco central para hacer frente a shocks externos.

Entonces, en lugar de adoptar una nueva moneda, Zimbabwe necesita restaurar la confianza en su economía fomentando un entorno propicio para la inversión, promoviendo la rendición de cuentas y la buena gobernanza y dando prioridad a las cuestiones de la pobreza y el desempleo.

Sami Nemli con agencia / ECO Inspirations

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