Si para las elecciones estadounidenses de noviembre el BCE ha recortado las tasas tres veces, y la Reserva Federal no lo ha hecho en absoluto, “otra prueba de paridad es un peligro real”, añadió.
Derek Halpenny, jefe de investigación de mercados globales de Mitsubishi UFJ Financial Group, dijo que el BCE fue todo lo explícito que pudo sobre su expectativa de recortar las tasas en junio, y que ve “nuevas caídas en el futuro”.
Halpenny dijo que si bien era optimista sobre el dólar en el corto plazo, no creía que la debilidad del euro duraría demasiado. Superar el nivel de 1,05 dólares es “realmente bastante raro”, señaló. En casi una década, sólo se ha producido una “violación sostenida” una vez, tras la invasión rusa de Ucrania.
Un euro más débil supondrá un alivio para los exportadores, especialmente aquellos del sector manufacturero que se han visto afectados por los mayores precios de la energía. El sector turístico también se beneficiará, ya que Europa se convertirá en un destino de vacaciones más atractivo para los estadounidenses a medida que se fortalezca el dólar. Pero la caída de la moneda también aumentará el costo de importaciones claves (en particular, energía, materias primas y otros productos semiacabados), creando una nueva ronda de presión inflacionaria para consumidores y empresas en apuros.
Halpenny señaló, sin embargo, que hay razones para que el euro encuentre apoyo pronto. Señaló los “brotes verdes” de recuperación en la economía europea, donde las encuestas empresariales apuntan a un crecimiento renovado después de casi dos años de estancamiento. Señaló que esto, junto con un repunte en China, “ayudará a aliviar el sentimiento negativo sobre el crecimiento global”.
Los comentarios de Lagarde también tuvieron un gran impacto, aunque retrasado, en los costos de endeudamiento del gobierno el viernes. Los rendimientos de los bonos alemanes e italianos a 10 años cayeron hasta 0,15 puntos porcentuales, mientras que el índice de referencia Euro Stoxx 50 cayó un 0,5 por ciento.
