Ya sabíamos que, desde el 15 de octubre de 2024, el Sol había alcanzado su fase de máxima actividad y que esta podría durar un año. Un estudio internacional publicado en Ciencia y retransmitido por Semana de noticias nos recuerda que se espera una súper llamarada solar. Según los datos recopilados, estos eventos ocurren aproximadamente cada cien años. Provocan las auroras boreales, pero también tienen consecuencias muy dañinas.
Resultados sorprendentes
“Estos nuevos datos son un claro recordatorio de que incluso los eventos solares más extremos son parte del repertorio natural del Sol”, dijo Natalie Krivova, física solar del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar (MPS) en Gotinga (Alemania) y co -autor del estudio. Para lograr este resultado, ella y su equipo analizaron información de 56.450 estrellas recopiladas por el telescopio espacial Kepler de la NASA entre 2009 y 2013.
Sólo se conservaron las de 2.527 estrellas similares al Sol. Sobre esta base reducida, se pudieron observar 2.889 superllamaradas, lo que finalmente permitió calcular esta frecuencia de aparición de superllamaradas en el espacio para estrellas similares al Sol. “Nos sorprendió mucho descubrir que las estrellas similares al Sol son propensas a sufrir superllamaradas tan frecuentes”, dijo Valeriy Vasilyev, investigador del MPS y coautor del estudio.
¿Hacia un colapso generalizado?
Hablamos de superllamaradas cuando liberan entre 10^34 y 10^36 ergios de energía (1 ergio equivale a 100 nanojulios). A modo de comparación, las erupciones clásicas liberan alrededor de 10^27 ergios, mientras que la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima sólo produjo 10^20 ergios. Sin embargo, “entre 1996 y 2012, 12 erupciones solares tuvieron una energía bolométrica superior a 10^32 ergios, pero ninguna superó los 10^33 ergios”, señalaron los investigadores.
La última supererupción registrada parece ser, pues, el evento Carrington, una violenta tormenta solar que se produjo en 1859 y que provocó auroras boreales visibles desde lugares inesperados, pero también sobretensiones en las líneas telegráficas que provocaron incendios. Por lo tanto, un evento solar al menos tan poderoso podría ser inminente. Podría tener graves consecuencias para las redes eléctricas, los satélites, las señales GPS y las comunicaciones por radio, con grandes cortes que durarían varias semanas. Sin embargo, aunque todavía no sabemos por qué, el Sol parece tener una menor tasa de erupciones violentas. Es necesario realizar más investigaciones.