Este fenómeno, que aumenta cuando la capa de hielo marino no se recupera del todo durante el invierno, va acompañado de un aumento de las tormentas según sus resultados, que combinan el análisis de imágenes de satélite del hielo marino de la Antártida, datos sobre los flujos de calor entre los océanos y la atmósfera, así como récords de temperatura y velocidad del viento.
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“La repetición de episodios de este tipo de fuerte disminución del hielo marino en inviernos posteriores reforzará estos impactos y también es probable que conduzcan a cambios profundos en zonas más distantes, incluidos los trópicos y el hemisferio norte”, advierten, recomendando estudios en profundidad de el impacto de estos fenómenos en el sistema climático global.
En tres zonas particularmente afectadas por la reducción histórica del hielo marino antártico en 2023, los investigadores compararon los datos recopilados durante el invierno austral con los promedios observados durante los inviernos de los períodos 1990-2015 (marcados por una relativa estabilidad de su extensión). y 2016-2022 (fase de marcado descenso).
En estas regiones, la reducción de la extensión del hielo marino alcanzó hasta el 80% en comparación con el promedio anterior a 2016 y estuvo acompañada de un aumento de la redistribución del calor del océano hacia la atmósfera hasta duplicarse.
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Al mismo tiempo, la frecuencia de las tormentas ha aumentado en comparación con el período 1990-2015, con en ocasiones hasta siete días adicionales marcados por vientos superiores a 36 km/h durante el invierno de 2023.
“Son necesarios análisis adicionales (…)” para determinar con mayor precisión la relación causa-efecto, subrayan los autores.