El protocolo de evaluación incluyó una herramienta de análisis denominada “ La batería cognitiva », que incluía diez ejercicios complejos: memorizar figuras tridimensionales, reconocer emociones faciales o incluso manipular objetos en un orden preciso. Los astronautas fueron evaluados antes de la salida, dos veces durante su misión y luego una vez de regreso a tierra.
Los investigadores observaron que determinadas funciones, como la atención, se ralentizaban desde el inicio de la estancia en el espacio, mientras que la velocidad de procesamiento de la información sólo volvía a su nivel inicial tras regresar a la Tierra. Esta adaptación del cerebro a las condiciones espaciales puede explicarse por múltiples factores: radiación cósmica, alteración de la gravedad, falta de sueño y condiciones laborales especialmente exigentes.
Resultados que resultan muy valiosos para la preparación de futuras misiones a largo plazo, en particular aquellas destinadas a conquistar Marte. Los científicos ahora cuentan con herramientas confiables que les permitirán evaluar y monitorear el desempeño cognitivo de los astronautas a lo largo de su misión. Una gran ventaja para prevenir posibles dificultades: mayor riesgo de errores, impacto en las interacciones sociales dentro de la tripulación o en la salud mental.
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