Una de las principales ventajas de Apple Intelligence reside en su estrecha integración con los distintos sistemas operativos y aplicaciones internas de la empresa. Los modelos de inteligencia artificial están optimizados para ser energéticamente eficientes (un tema candente con la IA) y adaptados a las capacidades de los iPhone (al menos los más potentes, no todos tendrán derecho a esto como verás). Esta optimización permite que las consultas de IA se procesen localmente, lo que reduce en gran medida los problemas de privacidad.
Sin embargo, la otra cara de la moneda sigue siendo el uso de modelos locales de menor tamaño y necesariamente menos eficientes, un poco como Stable Diffusion 3 Medium. Para superar esta molestia, Apple utiliza técnicas de “ajuste” que permiten el ajuste preciso de un modelo de inteligencia artificial existente para una tarea o dominio específico. Estas habilidades especializadas luego se encapsulan en “adaptadores” que se pueden cambiar según sea necesario. Piense en un modelo de IA general como una navaja suiza: puede realizar muchas tareas, pero no todas con la misma precisión que una herramienta especializada. Los “adaptadores” son como hojas intercambiables, que añaden funcionalidades específicas a la navaja suiza, haciéndola más eficiente para tareas particulares.
Apple afirma haber optimizado sus modelos con el objetivo de acelerar el tiempo de respuesta entre el envío de una solicitud y la recepción de la respuesta. Por lo tanto, varias técnicas específicas aprovechan al máximo el motor neuronal de los chips Apple Silicon. Así, sólo los dispositivos con chips de la serie M y los muy recientes iPhone 15 Pro y Pro Max podrán utilizar Apple Intelligence.
