Programa espacial Gruyère: el primer cohete suizo que apunta a las estrellas

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El cohete no sólo debe ir al espacio, sino que también debe poder regresar y aterrizar de forma segura.

Programa espacial ZVG/Gruyère

Estudiantes de la École Polytechnique Fédérale de Lausanne han construido un cohete con el objetivo de enviarlo al espacio. Las pruebas actuales son prometedoras.

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05 de junio de 2024 – 11:13

La idea y la inspiración provinieron de la empresa espacial estadounidense SpaceX. La firma de Elon Musk desarrolló los primeros cohetes capaces de despegar, permanecer en el aire de forma vertical y aterrizar de forma segura y sin daños.

Cinco friburgueses que estudiaban en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) reprodujeron un cohete de este tipo.

Para ello, el grupo fundó la asociación “Programa Espacial Gruyère” y desarrolló todos los componentes, el motor y los propios mecanismos de control durante los últimos tres años.

“Comenzamos con una hoja de papel en blanco”, dice Julie Böhning, cofundadora del Programa Espacial Gruyère.

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Durante la prueba, los estudiantes deberán resolver problemas que surjan de forma espontánea.

SRF / Oliver Kempa

Nació un auténtico cohete: dos metros y medio de altura, cien kilos, con un sistema de propulsión que funciona exactamente igual que el de un cohete grande, pero a menor escala. Su nombre: Colibrí, en honor al pájaro maestro del vuelo.

Las empresas espaciales siguen el proyecto

El equipo indica que ya ha dedicado varios miles de horas de trabajo al proyecto, con la participación de una quincena de estudiantes. Empresas y particulares de la región, así como empresas espaciales, han invertido en el proyecto un total de 200.000 francos. Algunos también brindaron asistencia en forma de asesoramiento.

El objetivo de la asociación es ambicioso. Quiere construir el primer cohete suizo capaz no sólo de ir al espacio, sino también de regresar y aterrizar de forma segura. El Programa Espacial Gruyère es el primer paso para lograrlo. Actualmente se están realizando varias pruebas.

Pruebas de grava

La propulsión se prueba de la A a la Z, como durante un lanzamiento real, en una gravera en las afueras de Grandvillard, en Friburgo Gruyère.

La parte más difícil de la propulsión y el control es mantener estable el cohete cuando está en el aire. Necesitamos algoritmos que orienten el motor para que el cohete esté vertical. Y esto, de forma autónoma, sin mando externo.

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El peor de los casos habría sido una explosión del cohete durante la prueba. Afortunadamente todo salió bien.

Programa espacial ZVG/Gruyère

“Es como querer mantener en equilibrio un lápiz sobre un dedo”, explica el director Jérémy Marciacq.

Sólo que se trata de un cohete de cien kilos de combustible que puede explotar. Si algo sale mal, puede ser peligroso.

Primeros vuelos previstos para el verano

Por ello, Lionel Isoz desarrolló lo que él llama un “sistema de terminación de vuelo”, una especie de red de seguridad que se activa si el cohete pierde el equilibrio.

Luego volvería a caer a la Tierra de forma segura, sin explotar. Sin embargo, Isoz espera no necesitar nunca este programa de seguridad.

En cualquier caso, no se utilizó durante la prueba de propulsión en la gravera, que funcionó. La prueba se repetirá varias veces antes del primer vuelo previsto para el verano.

El cohete debería entonces elevarse hasta diez metros de altura. Inicialmente, estará sujeto a un cable suspendido de una grúa, luego irá ascendiendo gradualmente.

El equipo quiere llegar algún día a las estrellas: su objetivo es construir el primer cohete suizo capaz de ir al espacio y regresar sano y salvo a la Tierra.

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