Tras la conquista del espacio o el primer hombre en caminar sobre la Luna, se libra una nueva batalla entre Estados: la creación de la primera planta espacial solar. En definitiva: poder producir electricidad directamente desde el espacio.
Se acelera la carrera por una planta espacial solar
El espacio, esta frontera infinita, es ahora el escenario de la competencia científica y tecnológica entre grandes potencias. Japón y China se desafían mutuamente para desarrollarse la primera planta espacial solar. Estas instalaciones prometen captar el sol las 24 horas del día, permitiendo así evitar interrupciones nocturnas o variaciones climáticas que afecten a los paneles solares terrestres. El proyecto Ohisama, liderado por la Agencia Espacial Japonesa, prevé lanzar un satélite equipado con grandes paneles solares a partir de 2025. El objetivo: recolectar energía solar directamente del espacio y enviarla de regreso a la Tierra.
La tecnología que se está considerando para transmitir electricidad desde el espacio a la Tierra se basa en convertir la energía solar en ondas de radio, que luego son recibidas por una estación terrestre. Este proceso, que parece ciencia ficción, es en realidad una respuesta pragmática a los límites de los sistemas solares tradicionales y podría reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles.
Un gran desafío y una carrera reñida
Aunque la idea de plantas espaciales de energía solar no es nueva, los recientes avances tecnológicos, particularmente en lanzadores reutilizables, hacen que este sueño sea más accesible. La ambiciosa China planea desplegar una minicentral eléctrica operativa a partir de 2030. Objetivo: igualar la potencia de una central nuclear a partir de 2050. Así, este colosal proyecto implicaría la instalación de un kilómetro cuadrado de paneles solares en órbita. Una empresa gigantesca en comparación con las instalaciones terrestres.
Los paneles solares espaciales ofrecerían una capacidad de producción constante pero sobre todo extremadamente sostenible y sin daños a las poblaciones. Todo ello liberando grandes extensiones de terreno actualmente utilizadas o previstas para la energía solar.
