“biopsia líquida”, una nueva herramienta para prevenir mejor el rechazo

“biopsia líquida”, una nueva herramienta para prevenir mejor el rechazo
“biopsia líquida”, una nueva herramienta para prevenir mejor el rechazo
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“Este es un avance importante que podría cambiar la cara del trasplante de órganos en todo el mundo al mejorar la atención al paciente. » Cuando menciona el “biopsia líquida”Alexandre Loupy, profesor del hospital Necker, investigador del Inserm y director del Instituto de Trasplante y Regeneración de Órganos de París (Pitor), no oculta ni su orgullo ni su entusiasmo.

Está orgulloso de haber coordinado, con su colega nefrólogo, el doctor Olivier Aubert, el trabajo de un consorcio franco-estadounidense de 35 investigadores cuyos resultados fueron publicados el 2 de junio en la prestigiosa revista Medicina de la naturaleza. Su entusiasmo es que el estudio en cuestión demuestra todos los beneficios de esta tecnología, que combina biología, genética e inteligencia artificial, para predecir mejor y, por tanto, prevenir mejor el rechazo de trasplantes de riñón.

Un problema de salud pública colosal

El desafío de la salud pública es colosal. Porque si bien, cuando es posible, el trasplante de riñón se considera la mejor solución médica para los pacientes que sufren una insuficiencia terminal de este órgano vital, sigue siendo un tratamiento complejo de implementar, especialmente cuando se realiza entre dos personas, un receptor y un donante fallecido, por naturaleza genéticamente diferente –, como es el caso más frecuente.

“Este desajuste genético significa que el sistema inmunológico del receptor percibirá el injerto como extraño y lo atacará, lo que resulta en un 20% de rechazos en el primer año después del trasplante. Con graves consecuencias en términos de mortalidad, morbilidad y calidad de vida de los pacientes, pero también carga económica para el sistema sanitario”subraya el profesor Loupy.

Para combatir este fenómeno, al receptor se le administran inmunosupresores que, al reducir las defensas del organismo, permiten una mejor tolerancia al trasplante. De ahí la importancia de contar con un método confiable para verificar que el tratamiento está funcionando correctamente y que el injerto está sano. Y ahí es donde entra en juego la “biopsia líquida”.

“Hasta ahora, la estrategia consistía en monitorear marcadores biológicos que eran demasiado insensibles o específicos para ser realmente efectivos. También podemos realizar una biopsia de riñón, es decir, tomar células del riñón trasplantado para comprobar su correcto funcionamiento, pero se trata de un procedimiento invasivo y arriesgado. La biopsia líquida consiste en detectar, mediante una simple muestra de sangre del paciente trasplantado, los fragmentos de ADN -la molécula que almacena el código genético- del donante que circulan por allí. Un proceso que supera a todos los demás biomarcadores”apoya el investigador.

A través del molino de algoritmos inteligentes

La tecnología ya se utilizaba en oncología para detectar cánceres en fase temprana o en obstetricia para detectar casos de trisomía 21. Faltaba demostrar la utilidad de este biomarcador en el campo de los trasplantes. Esto se logró mediante el estudio realizado en casi 3.000 receptores de trasplantes de riñón en 14 centros de trasplantes en Estados Unidos y Europa. Esto reveló, al pasar los datos a través de algoritmos de tratamiento inteligentes, un vínculo entre el nivel de ADN extraño presente en la sangre del receptor y la probabilidad de rechazo. “Esta correlación permite considerar intervenciones terapéuticas más tempranas y eficaces”continúa Alexandre Loupy.

Implementado en una decena de hospitales de Francia y Europa, el proceso parece cumplir sus promesas. “Los comentarios iniciales muestran que ayuda a evitar el 60% de las biopsias renales innecesarias”, especifica el investigador. Esto mejora la vía asistencial del paciente y reduce los costes sanitarios, ya que una biopsia líquida cuesta entre 500 y 600 euros, o tres veces menos que una biopsia de riñón. Otros estudios deberían comprobar que este proceso también prolonga la longevidad de los injertos y, por tanto, salva vidas.

Según el Observatorio de Donación y Trasplantes, dependiente de la Organización Mundial de la Salud, cerca del 9% de la población sufre enfermedades renales crónicas, que provocan 1,2 millones de muertes al año y reducen la esperanza de vida de 36 millones de personas. La biopsia líquida podría ser una esperanza para los 100.000 pacientes que se benefician de un trasplante cada año. En última instancia, también podría extenderse a los receptores de trasplantes de corazón, pulmón e hígado.

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