Investigadores australianos han desarrollado ladrillos revolucionarios y ecológicos que proporcionan un excelente aislamiento térmico y construyen edificios de bajo consumo.
Entre el calentamiento global y la crisis energética, cada vez es más importante diseñar edificios que sean a la vez más resistentes y duraderos, pero también más eficientes energéticamente. En las construcciones existentes es necesario realizar una renovación térmica, lo que a menudo implica importantes trabajos de aislamiento interior o exterior. Pero para las casas que se van a construir lo mejor es elegir desde el primer momento materiales muy aislantes. Y eso es exactamente lo que prometen los nuevos ladrillos desarrollados por investigadores en Australia.
Los ladrillos tradicionales, fabricados principalmente de arcilla, requieren una enorme cantidad de energía para producirse. Cada año, se queman cientos de millones de toneladas de carbón para hornear estos ladrillos, lo que libera millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Pero los ladrillos innovadores de investigadores del Royal Melbourne Institute of Technology (RMIT) están cambiando la situación. Al utilizar residuos que de otro modo habrían acabado en vertederos, estos ladrillos reducen las emisiones de CO2 y las necesidades energéticas desde el momento de su fabricación.
La clave de esta innovación es un material llamado residuo RCF, que incluye principalmente vidrio reciclado y cenizas de carbón. Esta mezcla permite fabricar ladrillos que, una vez cocidos, tienen una conductividad térmica menor que los ladrillos convencionales. Esto significa que retienen mejor el calor y requieren menos energía para producirlo. De hecho, estos ladrillos se pueden cocer a temperaturas alrededor de 100°C más bajas que los ladrillos tradicionales, lo que proporciona importantes ahorros de energía.
Los beneficios de estos ladrillos no se limitan a la fase de producción. También aportan considerables beneficios a los ocupantes del edificio. Gracias a su mejor retención del calor, los edificios construidos con estos ladrillos son más frescos en verano y más cálidos en invierno. Esto se traduce en ahorros de energía para calefacción y refrigeración, reduciendo así las facturas energéticas de los residentes.
Las pruebas realizadas por investigadores demuestran que estos nuevos ladrillos no sólo son más ecológicos, sino también más resistentes. En las pruebas de compresión, los ladrillos con un 15% de vidrio reciclado mostraron mayor resistencia que los ladrillos de arcilla tradicionales. Esto significa que pueden soportar mejor las cargas y durar más, al tiempo que proporcionan un rendimiento térmico mejorado.
Los investigadores del RMIT, en colaboración con una empresa especializada en el reciclaje de vidrio, trabajaron durante cuatro años para perfeccionar estos ladrillos. Aunque hasta ahora sólo han producido estos ladrillos en el laboratorio, están en el proceso de planificar una producción a gran escala. El objetivo es poner estos ladrillos a disposición de constructores de todo el mundo, revolucionando la industria de la construcción.
