lo que revela un nuevo estudio sueco

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Un estudio reciente publicado en The Lancet destaca una posible correlación entre las tintas para tatuajes y un mayor riesgo de linfoma maligno. Basada en datos suecos, esta investigación pionera explora en profundidad esta relación potencialmente peligrosa.

La popularidad de los tatuajes ha aumentado considerablemente en los últimos años, afectando a nada menos que el 20% de la población en determinados países europeos e incluso al 30% en Estados Unidos. Sin embargo, las tintas para tatuajes, lejos de ser inofensivas, son mezclas complejas de pigmentos orgánicos e inorgánicos, a los que se les añaden precursores y subproductos sintéticos, así como diversos aditivos. Las tintas utilizadas contienen a menudo sustancias potencialmente cancerígenas, como aminas aromáticas primarias, hidrocarburos aromáticos policíclicos y diversos metales como arsénico, cobalto, plomo y níquel.

Durante el tatuaje, parte de la tinta migra a los ganglios linfáticos, lo que provoca una respuesta inmune sistémica y una pigmentación visible, y se observan depósitos de partículas metálicas en los tatuadores de larga duración.

¿Podrían estas observaciones estar relacionadas con el aumento de casos de linfoma?

Para averiguarlo, un equipo de investigadores suecos llevó a cabo un estudio de casos y controles que incluyó a casi 12.000 personas de entre 20 y 60 años diagnosticadas con linfoma maligno en Suecia entre 2007 y 2017. Se envió un cuestionario destinado a determinar su estado de tatuaje, y se recibieron respuestas de 54 % de pacientes con linfoma (n=1.398) y 47% de controles (n=4.193). Para cada caso, se seleccionaron tres controles emparejados por edad y sexo. Se utilizaron modelos de regresión logística multivariados para controlar posibles factores de confusión.

El estudio incluyó a 11.905 personas, con una tasa de respuesta del 54% entre los casos y del 47% entre los controles. La prevalencia de tatuajes fue del 21% entre los casos en comparación con el 18% entre los controles. Aquellos con tatuajes tenían un mayor riesgo de linfoma maligno (TIR = 1,21; IC del 95%: 0,99 a 1,48). Este riesgo fue particularmente alto para aquellos que recibieron su primer tatuaje menos de dos años antes del año de referencia (TIR = 1,81; IC 95% 1,03-3,20), disminuyó para exposiciones intermedias (de tres a diez años) y aumentó nuevamente después de once años ( TIR = 1,19; IC 95%: 0,94-1,50). No se encontró asociación significativa entre la zona tatuada y el riesgo. Los subtipos de linfoma más afectados fueron el linfoma difuso de células B grandes (TIR 1,30; IC del 95 %: 0,99 a 1,71) y el linfoma folicular (TIR 1,29; IC del 95 %: 0,92 a 1,82).

Este estudio indica que los tatuajes pueden estar asociados con un mayor riesgo de linfoma maligno. Se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos y establecer una relación causal. Además, este estudio destaca la necesidad de regular la composición química de las tintas para tatuajes y mejorar nuestra comprensión de los mecanismos patobiológicos que vinculan los tatuajes con el cáncer.

Antes de esta investigación, sólo un estudio había abordado el vínculo entre los tatuajes y el riesgo de linfoma, pero carecía de solidez estadística. Este nuevo estudio es el primero en utilizar una muestra grande y un enfoque basado en la población para analizar esta asociación.

Nielsen, C., Jerkeman, M. y Saxne Jöud, A. (2024). Los tatuajes como factor de riesgo de linfoma maligno: un estudio de casos y controles basado en la población. eClinicalMedicine, 72, 102649. https://doi.org/10.1016/j.eclinm.2024.102649

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