El tratamiento del cáncer de próstata metastásico se realiza actualmente mediante inyección intravenosa de 177Lu-PSMA. Se trata de un gran avance contra este cáncer de próstata metastásico, siguiendo un régimen intravenoso cada seis semanas con imprescindible monitorización específica y con emisión de radiación γ que permite controlar la dosis administrada mediante gammagrafía.
El cáncer de próstata, en particular el cáncer de próstata metastásico resistente a la castración (mCRPC), presenta un desafío terapéutico importante. El diagnóstico de esta patología, así como el arsenal terapéutico para combatirla, se realiza actualmente mediante radioteranósticos del antígeno prostático específico de membrana (PSMA) en medicina nuclear. Allá Revue Radiographics acaba de publicar un artículo que hace un balance del estado del arte en el manejo moderno del cáncer de próstata. Preamplificó que, hasta 2010, el docetaxel era la única opción disponible para tratar a los pacientes con mCRPC, que se caracteriza por la sobreexpresión, amplificación y mutaciones del receptor de andrógenos.
Inyección de 177Lu-PSMA, un gran avance contra el cáncer de próstata metastásico
Tras la implementación de varios ensayos clínicos, incluido el ensayo VISION, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó el agente terapéutico 177Lu-PSMA, en marzo de 2022, para pacientes que han progresado después del tratamiento con quimioterapia. El objetivo molecular es el PSMA, que se expresa altamente en más del 80% de los casos de cáncer de próstata. El TEPScan de diagnóstico dirigido al PSMA se utiliza para confirmar la expresión de PSMA y evaluar la idoneidad del tratamiento.
Sin embargo, existen criterios de exclusión, como lesiones viscerales negativas para PSMA que miden más de 1 cm (p. ej., metástasis hepáticas o pulmonares), lesiones óseas con un componente de tejido blando de más de 1 cm y ganglios linfáticos metastásicos de más de 2,5 cm.
Un tratamiento intravenoso cada seis semanas con imprescindible seguimiento específico
177Lu-PSMA, un radiofármaco que emite radiación β-menos, se administra en un ciclo por vía intravenosa con una actividad de 7,4 GBq (200 mCi) cada 6 semanas, hasta un máximo de seis ciclos, que pueden suspenderse tempranamente en caso de enfermedad. progresión o toxicidad significativa. Para apoyar mejor el tratamiento, el paciente debe estar suficientemente prehidratado con solución salina intravenosa o hidratación oral y debe asegurar una buena hidratación durante los primeros días posteriores al tratamiento. Se utilizan análisis de sangre dentro de los 5 días anteriores a cada ciclo y 3 semanas después de cada ciclo para controlar la función de la médula ósea, los riñones y el hígado.
En términos de toxicidad, los órganos en los que se absorben mayores dosis de radiación son las glándulas lagrimales y salivales, el colon, los riñones y la pared de la vejiga. Se anima a los pacientes a aumentar la ingesta de líquidos y orinar con la mayor frecuencia posible para reducir la exposición a la radiación del sistema urinario. Los efectos secundarios más comunes son fatiga, sequedad de boca y náuseas o, más gravemente, mielosupresión, que puede manifestarse como anemia, trombocitopenia, leucopenia y neutropenia graves y potencialmente mortales.
Radiación γ que permite controlar la dosis administrada mediante gammagrafía.
La evaluación de la respuesta al tratamiento debe tener en cuenta los síntomas clínicos (p. ej., dolor óseo, estado funcional), pruebas bioquímicas (p. ej., PSA y fosfatasa alcalina), así como imágenes convencionales y funcionales. 177Lu tiene una vida media de 6,65 días y emite principalmente partículas β-menos responsables del efecto terapéutico, pero también radiación γ que permite obtener imágenes post-terapéuticas para controlar la dosis administrada. En este contexto se utiliza la SPECT/TC posterapéutica para evaluación tanto cualitativa como cuantitativa, así como un TEPScan PSMA dentro de los 3 meses siguientes al inicio del tratamiento, con el fin de controlar la aparición de posibles tumores a veces agresivos durante este período.
Actualmente se está estudiando la relevancia del tratamiento con 177Lu-PSMA en las primeras etapas del cáncer de próstata, por lo que las metástasis ya no son las únicas indicaciones de este tratamiento. Los ensayos en curso están comparando este tratamiento con otros utilizados convencionalmente para el cáncer de próstata primario, y los pacientes han experimentado una mejor calidad de vida y una menor tasa de eventos adversos gracias al 177Lu-PSMA.
Bruno Benque