Aunque los avances terapéuticos están transformando el tratamiento de la diabetes y la obesidad, los efectos secundarios siguen siendo una limitación. Un nuevo fármaco, presentado en Nature, regula el gasto energético y la ingesta de alimentos, reduciendo el peso y revirtiendo la diabetes en los animales.
Lo ideal es que un fármaco destinado a tratar la obesidad o la diabetes tipo 2 aumente el gasto energético y disminuya la ingesta de alimentos. No es el caso de los miméticos de las incretinas (agonistas de GLP-1 e inhibidores de la dipetilpeptidasa-4) que, aunque han transformado la farmacoterapia de estas enfermedades, sólo afectan a la ingesta de alimentos a través de un aumento de la saciedad. Su éxito continúa a escala global con un mercado que continúa creciendo impulsado por un aumento en los casos de obesidad y diabetes tipo 2.
A la luz de una publicación en línea en NaturalezaParece que se abre una nueva vía en el tratamiento de la obesidad y la diabetes tipo 2, mediante la activación de los receptores de neuroquinina 2 (NK2R), un mecanismo que reduciría el apetito y aumentaría el gasto energético. Esta perspectiva no es realmente nueva, pero hasta ahora cualquier deseo terapéutico se topaba con las particularidades de su ligando endógeno, la neuroquinina A, en particular su corta duración de acción y su limitada especificidad con respecto a sus receptores.
La solución farmacológica fue desarrollar análogos selectivos de este ligando, que además tengan una acción de larga duración: un perfil que hace posible su uso terapéutico en humanos.
Estudios experimentales: resultados prometedores
En cuanto al ratón, los estudios experimentales presentados en la publicación de Naturaleza han producido resultados alentadores, incluso prometedores, ya que estos agonistas de la neuroquinina A pueden provocar una pérdida de peso mediante un aumento del gasto energético y un efecto anorexigénico independiente de la vía de la leptina.
La técnica de pinzamiento de hiperinsulinemia-euglucemia también revela que la participación de la vía NK2R aumenta de forma aguda la sensibilidad a la insulina. Tanto en macacos obesos como diabéticos, la activación farmacológica de los receptores NK2R induce una reducción significativa del peso corporal, los niveles de azúcar en sangre y de colesterol, al tiempo que reduce la resistencia a la insulina, sin náuseas, vómitos ni diarrea.
Son tantos los resultados experimentales que suscitan un gran interés por las perspectivas que ofrece el tratamiento de la obesidad y de la diabetes tipo 2. Es cierto que la vía NK2R activada por las taquiquininas, entre ellas la sustancia P y la neuroquinina A, lo tiene todo en lugar de desempeñar un papel crucial en el tratamiento. Regulación del peso corporal mediante una doble acción, tanto central como periférica, debido a la presencia de neuronas mientéricas y receptores presentes en los músculos cólicos. Se trata del sistema nervioso entérico, también conocido como “segundo cerebro”, que mantiene estrechas relaciones con el sistema nervioso central.
La activación de la vía NK2R conduce en realidad a toda una serie de respuestas celulares o enzimáticas que afectarán a la motilidad intestinal y a la neurotransmisión central. Es parte del diálogo permanente entre el cerebro y el tracto digestivo que parece interrumpido durante la diabetes tipo 2 y la obesidad, a través de mecanismos complejos parcialmente revelados por el reciente éxito de los agonistas del GLP-1.
El interés terapéutico de esta nueva clase farmacológica es evidente, pero su desarrollo se encuentra, por el momento, en fase embrionaria. Ahora resulta apropiado pasar de la experimentación con animales a la evaluación en humanos, lo que requiere un trabajo a largo plazo que ya está en la agenda.