Un estudio reciente publicado en la revista Science muestra que limitar el consumo de azúcar en las madres durante el embarazo y en los niños durante los dos primeros años de vida puede reducir los riesgos para la salud a largo plazo.
Al analizar los efectos del racionamiento de alimentos impuesto durante la Segunda Guerra Mundial en el Reino Unido, los investigadores demostraron que la privación de azúcar durante la gestación y los dos primeros años de vida reducía significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y la hipertensión en la edad adulta.
Un estudio sobre el racionamiento de alimentos en la posguerra
Entre 1940 y 1953, el Reino Unido impuso un severo racionamiento de alimentos, incluido el azúcar, debido a las dificultades de suministro durante la guerra. Las mujeres embarazadas y los niños estaban sujetos a raciones estrictas de azúcar, con porciones reducidas significativamente: alrededor de 15 g de azúcar al día para los niños y nada de azúcar para los menores de 2 años. Después de que se levantó el racionamiento en septiembre de 1953, el consumo de azúcar se duplicó rápidamente, creando una oportunidad única para estudiar el impacto del bajo consumo de azúcar en la salud a largo plazo.
Riesgo de enfermedades crónicas.
El estudio comparó dos grupos de adultos de 51 a 66 años: los que nacieron antes del final del racionamiento (y por tanto expuestos a bajas cantidades de azúcar durante el embarazo y los primeros años) y los que nacieron después de 1953. Los resultados muestran que las personas Los que fueron privados de azúcar durante este período tenían un 35% menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y un 20% menos de posibilidades de sufrir hipertensión en la edad adulta. Además, la privación de azúcar retrasó la aparición de diabetes en 4 años y la de hipertensión en 2 años.
Efectos sobre la salud a largo plazo
Los investigadores explican que esta reducción del riesgo está relacionada con varios factores. Las dietas ricas en azúcar durante el embarazo y los primeros años de vida pueden provocar resistencia a la insulina, un factor clave que contribuye a la diabetes, así como una mayor propensión a la obesidad. Además, la exposición temprana al azúcar podría crear una preferencia duradera por los alimentos dulces, lo que fomenta su consumo excesivo durante toda la vida. Esta preferencia temprana por el azúcar parece desempeñar un papel importante en el desarrollo de enfermedades metabólicas.
Recomendaciones de la OMS
El estudio confirma las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aconseja limitar al máximo el consumo de azúcar añadido, especialmente en niños menores de 2 años. Sin embargo, los investigadores señalan que es cada vez más difícil implementar estas recomendaciones, debido a la omnipresencia del azúcar en las dietas modernas, incluidas las fórmulas infantiles y los alimentos para niños. Claire Boone, coautora del estudio, destaca la importancia de leer las etiquetas de los alimentos para evitar el exceso de azúcar añadido. Los investigadores también piden regulaciones más estrictas sobre el azúcar añadido en los productos alimenticios, especialmente para los bebés y los niños pequeños. Así, en Canadá no existe ninguna legislación que regule la adición de azúcar a los alimentos infantiles. Al mismo tiempo, iniciativas como los impuestos a los productos azucarados, observadas en California y México, podrían ayudar a limitar el consumo excesivo de azúcar.
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