Varios estudios sugieren que los terpenos de determinados aceites esenciales podrían desempeñar un papel importante en la lucha contra el cáncer, actuando sobre los receptores olfativos de las células enfermas.
Los receptores olfativos del cuerpo permiten la autocuración
La nariz no sería la única área del cuerpo humano que puede procesar olores. A través del proceso de secuenciación del genomalos científicos han revelado que la piel, el hígado, los intestinos e incluso la próstata también están equipados con receptores olfativos.
EL receptores intestinalespor ejemplo, sería capaz de modular la producción de serotoninaeste neurotransmisor implicado en la gestión del estado de ánimo y asociado al estado de felicidad. Además, muchos trastornos digestivos están relacionados con una desequilibrio de serotonina en el intestino.
¿Bastaría entonces con activar el receptores olfativos en el intestino para tratar estas condiciones? En cualquier caso, ésta es la hipótesis planteada por varios científicos. Siguiendo sus experiencias con moléculas de lirio de los valles, clavo o incluso tomillolos investigadores se dieron cuenta de que estos olores permitían multiplicar diez veces la producción de serotonina en el intestino.
Ante esta observación, los científicos alemanes llevaron a cabo el mismo tipo de experimento con los receptores olfativos de la piel buscando activarlos conaceite esencial de sándalo. Tras la aplicación, los investigadores observaron un aumento en la proliferación celular de al menos 30% y una migración de células de la piel de casi 50%. Tenga en cuenta que estos dos procesos permitenacelerar la autocuración.
El impacto de los olores en las células cancerosas.
Durante varios años, los investigadores han observado con interés el efecto de ciertos aceites esenciales en las células cancerosas. Tras experimentos realizados en tubos de ensayo, los científicos pudieron observar que estas esencias efectivamente detenían la proliferación de células enfermas. Este fenómeno, inexplicado durante mucho tiempo, ha sido objeto de numerosas investigaciones en todo el mundo y ahora sabemos que está en parte relacionado con Receptores olfativos en las células del cuerpo humano..
En 2015, el equipo del profesor Hanns Hatt publicó sus resultados en la revista científica Los archivos de bioquímica y biofísicarevelando que el terpenos contenidos en el aceite esencial de limón podría actuar sobre el cáncer de hígado. Para llegar a tales conclusiones, los científicos encargados del estudio aplicaron en el laboratorio citronelal, que aceite de terpeno esencial de limonen las células de cáncer de hígado.
Luego, los investigadores observaron que el terpeno aumentaba rápidamente la concentración en calcio de células enfermas gracias a la receptor olfativo O1A2para luego dejar de proliferar o incluso destruirse (el famoso fenómeno de la apoptosis).
Otras investigaciones sobre el tema han llegado a los mismos resultados: los componentes deaceite esencial de sándalo sobre células cancerosas de otras enfermedades (incluida la leucemia mielógena crónica) activaría los receptores olfativos OR2AT4, reduciendo también la proliferación de células enfermas.
En 2009los investigadores descubrieron que un receptor olfativo de la próstata tenía la capacidad de activarse a través de la beta-ionona, este compuesto de la familia de los terpenos, que se encuentra especialmente enAceite esencial de rosa damascena. Mismo fenómeno observado: un rápido aumento de calcio en la célula enfermaacompañado de una clara reducción de su progresión.
Unas palabras del editor
Además, estudios recientes sugieren que ciertos terpenos también podrían tener un efecto sobre la capacidad de las células cancerosas para escapar de los tratamientos tradicionales. Al actuar sobre receptores olfativos específicos, los terpenos presentes en los aceites esenciales, como el de limón o el de sándalo, inhiben los mecanismos de resistencia de determinadas células enfermas. Este descubrimiento abre el camino a posibles aplicaciones terapéuticas, donde los aceites esenciales podrían combinarse con tratamientos convencionales para mejorar su eficacia y limitar las recaídas.