Un llamamiento para que el VIH vuelva a ocupar un lugar destacado en la agenda de la ONU

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Una paciente con sida avanzado en su cama en el hospital comunitario de Bangui, el 27 de enero de 2022.

AFP

El virus del SIDA todavía está presente en gran parte de los países del África subsahariana. Afecta principalmente a niñas y mujeres jóvenes. El cambio climático y los conflictos dominan la agenda de las Naciones Unidas, pero es necesario redoblar los esfuerzos en la lucha contra el VIH, advierte ONUSIDA.

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05 de noviembre de 2024 – 09:03

Gniwali Ndangou vive en Bangui, capital de la República Centroafricana. Ella es huérfana. Durante su infancia, ella era la única de sus hermanos que debía tomar pastillas todos los días. Según su tutor, medicamentos para la malaria y los dolores de cabeza. No fue hasta los diecisiete años, cuando amenazó con darse por vencido, que su hermana le dijo la verdad: Gniwali nació con VIH.

Hoy trabaja como educadora de pares y trabajadora de salud comunitaria en el Centro de Información y Educación Sexual para Jóvenes (CISJEU). El cual ofrece servicios brindados por la población local. Por ejemplo pruebas de VIH e información para prevenir la infección. Los adolescentes y adultos jóvenes que viven con el virus también reciben apoyo de sus pares para tomar medicamentos y tratarlos. Objetivo: evitar la transmisión de la enfermedad.

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Gniwali Ndangou.

ONUSIDA

El centro salvó la vida de Gniwali. Es un signo de esperanza para muchos jóvenes obligados a vivir con el VIH. ONUSIDA estima que en el África subsahariana, 3.100 niñas y mujeres jóvenes siguen infectándose cada semana. Tienen tres veces más probabilidades de serlo que sus homólogos masculinos. ONUSIDA es un programa conjunto de once organizaciones de las Naciones Unidas, entre ellas la OMS, UNICEF, la UNESCO, ONU Mujeres y el Banco Mundial.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas pretenden eliminar el sida como amenaza para la salud pública de aquí a 2030. Pero dadas las tasas de infección en varias partes del mundo, ONUSIDA hace sonar la alarma y pide más apoyo tanto desde una perspectiva médica como financiera. .

Las niñas a las que se dirigen las políticas de salud

En África oriental y meridional, las tasas de infección por VIH entre niñas de 15 a 19 años son casi seis veces mayores que las de los niños de la misma edad. Las mujeres de entre 20 y 24 años tienen más del doble de probabilidades de infectarse que sus contemporáneos masculinos. El 86% de los niños que nacen portadores del virus se encuentran en África.

“Estas sorprendentes cifras muestran que debemos priorizar absolutamente a las niñas y a las jóvenes, especialmente en el África subsahariana”, explica a swissinfo.ch Suki Beavers, directora de Igualdad y Derechos para Todos de ONUSIDA, en Ginebra.

>Mujer sonriente con gafas redondas.
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Castores Suki.

ONUSIDA

Para explicar estos mayores riesgos para las mujeres, Suki Beavers cita la discriminación, la falta de igualdad entre los sexos, la violencia y la pobreza. Para prevenir la infección por el VIH también es necesario que las personas infectadas no sean estigmatizadas, discriminadas ni criminalizadas, subraya. “Cuando las personas tienen miedo de ser arrestadas mientras van a buscar medicamentos, es mucho menos probable que inicien y continúen el tratamiento”. Uganda, por ejemplo, recientemente endureció sus leyes contra los homosexuales.

Fortalecer la prevención

Las medidas individuales no son suficientes como respuesta duradera al VIH, creen las organizaciones de la ONU. Por lo tanto, adoptan enfoques multisectoriales. “La lucha contra las enfermedades es tanto una lucha por la justicia y la igualdad como una lucha médica”, dijo en septiembre a los medios de comunicación en Ginebra el director ejecutivo del Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria, Peter Sands.

Suki Beavers destaca la idea de que las comunidades que viven con el VIH deben estar en el centro de una respuesta sostenible al VIH. Más allá de las niñas y las mujeres, estas incluyen poblaciones prioritarias como los consumidores de drogas, los trabajadores sexuales y los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. Para ellos, se trataría de poder controlar la implementación de los objetivos. Entre ellos, el control por parte de las propias comunidades del 30% de las pruebas y tratamientos y del 80% de las medidas de prevención.

Pero, sobre todo, las organizaciones de la ONU se centran en la educación. “Se ha demostrado que las niñas tienen menos riesgo de contraer el VIH cuando terminan la escuela secundaria”, explica Suki Beavers. Cada año adicional que las niñas pasan en la escuela también significa mayores ingresos en el futuro. “Esa es una de las cosas en las que deberíamos centrarnos”. Para el especialista, cambiar las normas de comportamiento también es una necesidad. En particular, mediante la sensibilización sobre la violencia doméstica masculina.

>>Escucha grupal a un educador en la República Centroafricana
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Información sobre la prevención del SIDA y posibles tratamientos en la República Centroafricana.

ONUSIDA

Como parte de su programa “Educación Plus”, dirigido a niñas y mujeres jóvenes del África subsahariana, ONUSIDA trabaja con los gobiernos y la sociedad civil para garantizar que los jóvenes puedan asistir y completar la escuela secundaria de forma gratuita. Especialmente estudiantes embarazadas. La educación y el deporte son los vectores para promover la igualdad entre niñas y niños, así como un clima libre de violencia. La preocupación es evitar que las niñas sean estigmatizadas a causa del VIH, el embarazo o la violación. Además, se deben abolir las leyes que exigen el consentimiento de los padres para garantizar que los jóvenes tengan acceso a la prevención y el tratamiento del VIH.

Por un costo no confirmado

La Unión Africana (cincuenta y cinco países miembros) apoya el programa y quince Estados participan concretamente: Camerún, Kenia, Malawi, Senegal, Sierra Leona, Sudáfrica, Tanzania, Uganda y Zambia. Otros están interesados. Pero la deuda estructural y la carga de los intereses complican enormemente la financiación de este tipo de programas para muchos países africanos. Según ONUSIDA, Angola, Kenia, Malawi, Ruanda, Uganda y Zambia gastan actualmente más de la mitad de su producto interno bruto en el servicio de la deuda.

Un servicio que impacta directamente en el volumen de fondos disponibles para estos países para programas dedicados a la igualdad de género, los derechos humanos y la educación. De ahí los derechos de las mujeres y las niñas en su vida diaria, explica Suki Beavers.

Salir de la agenda

De los aproximadamente cuarenta millones de personas que viven hoy con el VIH en el mundo, unos veintiséis millones se encuentran en el África subsahariana. Si bien la región ha reducido las nuevas infecciones en un 56% desde 2010, este éxito no es sostenible con un margen de maniobra financiero limitado, señala ONUSIDA en un informe publicado en septiembre. “El VIH ya no está en la agenda”, lamenta Suki Beavers. El cambio climático y los conflictos lo han relegado a un segundo plano.

En la Cumbre del Futuro celebrada en Nueva York a finales de septiembre y en la Asamblea General de las Naciones Unidas, ONUSIDA recordó a los participantes que el VIH y el SIDA no son cosa del pasado. Para 2025, se necesitarán 29.300 millones de dólares en todo el mundo para combatir la transmisión del virus. ONUSIDA pide a la comunidad internacional que trabaje para que los precios de los medicamentos sean asequibles.

>>Hospital en República Centroafricana
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El Hospital Boali, en algún lugar del campo de la República Centroafricana, ofrece tratamiento contra el SIDA.

ONUSIDA

Los medicamentos actuales contra el VIH requieren medicación diaria. Sin embargo, un nuevo tratamiento llamado Lenacapavir sólo debe administrarse cada seis meses, mediante inyección. Con la ventaja de que las niñas y mujeres ya no tienen que retirar su medicación periódicamente y en público en la clínica, a riesgo de ser estigmatizadas por quienes las rodean. Pero este nuevo tratamiento es demasiado caro para estos pacientes, afirma el director de ONUSIDA. Y las patentes de las grandes empresas farmacéuticas prohíben la producción de genéricos.

Objetivos de desarrollo

Según los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, el mundo no debería tener nuevas infecciones por VIH ni nuevos casos de SIDA para 2030. Para lograrlo, ONUSIDA ha establecido varios enfoques. En particular, la estrategia 95-95-95, centrada en las pruebas y el tratamiento del VIH.

Un triple objetivo: el 95% de todas las personas que viven con el VIH serán conscientes de su infección para 2025. El 95% de las personas diagnosticadas como portadoras recibirán un tratamiento antirretroviral que les salvará la vida. Y el 95% de las personas que reciben este medicamento ya no deberían ser contagiosas para 2025.

Para lograrlo, una estrategia complementaria apunta a reducir las barreras sociales y legales al uso de servicios relacionados con el VIH. Lo que también debería garantizar que al menos nueve niñas y nueve mujeres de cada diez disfruten de los mismos derechos que los hombres. Y que no estén expuestos a la violencia.

“El compromiso de los ODS de poner fin al sida como amenaza para la salud pública para 2030 es alcanzable”, afirma Suki Beavers. Pero sólo si existen la voluntad política y los fondos necesarios. Y si realmente se realizan los tan necesarios cambios políticos y programáticos.

Texto releído y verificado por Virginie Mangin, traducido del inglés por Pierre-François Besson/op

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