“Es crucial para nuestra salud que iluminemos nuestros días y oscurezcamos nuestras noches”, dice Lynne Peeples, autora de El reloj interior: vivir en sincronía con nuestros ritmos circadianos. Encontrar un equilibrio entre la luz y la oscuridad nos ayuda a mantenernos saludables.
La ciencia ya ha revelado algunos de los efectos nocivos de la contaminación lumínica, que está relacionada con el insomnio, el cáncer de mama, los accidentes cerebrovasculares y la fertilidad. Según un estudio reciente, podría incluso contribuir a la aparición de la enfermedad de Alzheimer.
Pero los investigadores están empezando a mirar el otro lado de la sobreabundancia de luz artificial durante la noche: están interesados en los beneficios para la salud de pasar tiempo en la oscuridad natural. Ahora sabemos que estar sumergido en la oscuridad puede promover la buena salud.
El más conocido de estos beneficios es el papel que juega la oscuridad en la activación de la glándula pineal, que se encuentra en el cerebro y secreta melatonina. Esta hormona esencial no sólo nos ayuda a dormir, sino que también puede limitar el daño al ADN al eliminar los radicales libres, prevenir el daño oxidativo y estimular los mecanismos de reparación genética del cuerpo.
Pero eso no es todo lo que la oscuridad puede hacer por ti. Un estudio publicado en 2020 demostró que volver a programar un compuesto que activa los receptores de melatonina en el cerebro podría reducir los marcadores inflamatorios, disminuir la ansiedad y aliviar los síntomas depresivos.
Cada vez hay más pruebas que indican que la alquimia que experimentamos en un santuario nocturno, el asombro que nos embarga mientras contemplamos la inmensidad del cosmos, está asociada con una mejor salud mental y una mayor felicidad.
Hace tiempo que queda claro que pasar tiempo en la naturaleza es bueno para la salud mental; un estudio publicado en 2024 en la revista Revista de Psicología Ambiental sugiere que este beneficio se aplica tanto a la noche como al día.
“La inmersión en la oscuridad natural proporciona a las personas una sensación de asombro que puede tener un efecto protector sobre la salud humana”, dice Ruskin Hartley, director ejecutivo de Dark Sky International, una organización sin fines de lucro con sede en Tucson en Arizona, que ha otorgado la certificación International Dark Sky. más de 220 ubicaciones desde 2001 y sigue de cerca la investigación académica sobre la contaminación lumínica y la oscuridad.