Alimentar bien a tu bebé no es tan complicado

Alimentar bien a tu bebé no es tan complicado
Alimentar bien a tu bebé no es tan complicado
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Nutricion y ninos

Alimentar bien a tu bebé no es tan complicado

Variar poco a poco la alimentación de tu pequeño es fundamental para su desarrollo. ¿Pero cuándo y cómo empezar? ¿Y qué es la llamada diversificación “liderada por los niños”?

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En resumen:
  • Los alimentos deben introducirse a partir de los 4 meses, incluidos los alergénicos.
  • La diversificación dietética promueve el desarrollo de la microbiota intestinal de los bebés.
  • La diversificación dietética dirigida por los niños (DME) requiere que el niño se siente sin ayuda a partir de los 6 meses de edad.
  • Ciertos alimentos no se recomiendan antes del año de edad.

Las recomendaciones actuales enfatizan la importancia de la introducción temprana de alimentos, además de la leche (materna o de fórmula), que sigue siendo el alimento principal del bebé. De hecho, la microbiota de los recién nacidos, aún poco diversificada, se enriquece progresivamente con todos los microorganismos aportados por la dieta. Una riqueza intestinal aún poco conocida hace unos años y que, ahora sabemos, desempeña un papel preponderante en el funcionamiento inmunológico del organismo.

Basándonos en estudios recientes, animamos a ofrecer variedad de alimentos a partir de los 4 meses. Ya no conviene esperar más, ni siquiera para introducir alimentos llamados “alergénicos” como el pescado, los huevos, los cereales, las legumbres y las oleaginosas molidas. “Entre los 4 y 6 meses, el organismo presenta lo que se llama una “ventana de tolerancia” ante potenciales alérgenos como el huevo y el maní, explica la Dre Avigael Benhamou Senouf, alergólogo y pediatra en Ginebra.

Por tanto, es un buen momento para ponerlo en contacto periódicamente con los alimentos que la familia está acostumbrada a consumir”. Por supuesto, si el niño ya tiene una condición atópica (tendencia a desarrollar enfermedades alérgicas), es necesario el asesoramiento médico antes de iniciar la diversificación.

Desarrollo de la autonomía

Para muchos padres es importante que los bebés aprendan a ser independientes, tanto para conciliar el sueño, por ejemplo, como para comer. No dejándolo aprender solo y sin supervisión, sino apoyándolo en su exploración del mundo y el desarrollo de sus habilidades. En el contexto de las comidas, esto puede dar lugar a DME (diversificación dietética dirigida por los niños). Es decir la implementación de diferentes etapas en función de su edad, que poco a poco le llevarán a comer sin ayuda.

En la práctica, podemos dejarle tocar la comida con los dedos y llevarse a la boca trozos blandos o bien cocidos, u ofrecerle cubiertos adecuados. “Al principio, a los 6 o 7 meses, los alimentos deben ser en forma de palitos, tiras o croquetas y no superar el tamaño del puño cerrado del bebé. Luego, hacia los 8 meses, el tamaño de una pelota de golf y, finalmente, entre los 9 y los 12 meses, alimentos cortados en cubitos”, explica Laïla Porta Monney, dietista responsable de los proyectos alimentarios de Unisanté.

Si bien este método promueve el descubrimiento sensorial y el desarrollo de la coordinación, requiere que los padres sean pacientes, porque estas comidas suelen ser más largas y más sucias que cuando el niño es alimentado por un adulto. Y, por supuesto, hay que estar atentos: dejar que el bebé coma la comida en trozos presenta riesgo de asfixia, ya que el reflejo de deglución y de masticación aún están en pleno desarrollo durante los primeros años de vida.

A cada uno su ritmo

Si el DME resulta muy atractivo hoy en día, cabe señalar que ni la Sociedad Suiza de Pediatría ni la Oficina Federal de Salud Pública han publicado recomendaciones específicas al respecto. “No existen estudios realmente sólidos que destaquen los beneficios de este método para la salud de los niños”, subraya Avigael Benhamou Senouf. Además, se requieren ciertas condiciones. “El DME no debe iniciarse antes de los 6 meses aproximadamente para que el desarrollo psicomotor del niño esté lo suficientemente avanzado”, insiste Laïla Porta Monney.

Por ello, se recomienda esperar hasta que el niño sea capaz de sentarse sin ayuda y haya comenzado a desarrollar el uso coordinado de sus manos. También es importante que el plato esté compuesto por alimentos variados, de calidad y ricos en vitaminas y minerales en cada comida, para evitar una ingesta insuficiente. “Esto, sin dejar de ofrecer al mismo tiempo leche (lactancia materna o biberón) a demanda”, concluye la dietista.

EN COLABORACIÓN CON PLANETE SANTÉ

Lo que no debe comer antes de 1 año.

Incluso en el marco de la diversificación dietética, ciertos alimentos siguen siendo inadecuados durante el primer año de vida.

Alimentos que tienen un riesgo de asfixia, como nueces sin moler, caramelos, uvas enteras, pan rallado, etc.

Preparaciones que contienen azúcares añadidosdemasiados sel o de condimentos.

Alimentos de origen animal crudo o poco cocido (jamón crudo, pescado crudo o ahumado, platos que contengan huevos crudos, leche cruda, quesos de leche cruda, etc.).

EL productos cárnicos procesados como embutidos o embutidos, demasiado salados y que contienen aditivos.

El juego, hígado y un poco de pescado (marlin, marlin, pez espada, tiburón).

EL cereales crudos Recién molido o triturado.

El Miel y el jarabe de arceporque presentan un riesgo de contaminación bacteriana.

Tener éxito en la diversificación dietética

Durante los primeros días de diversificación dietética bastan unas cucharadas de puré de verduras suave. Lo ideal es elegir verduras frescas, de temporada y locales, cocidas en agua o vapor y sin sal. “Comenzar con las verduras permite que el bebé se acostumbre a su sabor y evita que desarrolle una preferencia por el sabor más dulce de las frutas”, subraya Laïla Porta Monney, dietista responsable de los proyectos alimentarios de Unisanté. Por ejemplo, se puede añadir una cucharada de aceite de colza para aportar ácidos grasos favorables al desarrollo del cerebro”.

Después de las verduras vendrán las frutas, los alimentos ricos en almidón, los cereales y luego, a más tardar a los 6 meses, las proteínas como la carne, el pescado y los huevos. Es aconsejable probar el mismo alimento varios días seguidos para identificar rápidamente una posible alergia. Si no provoca reacciones anormales, manténgalo en el plato regularmente (dos veces por semana) para mantener la tolerancia del sistema inmunológico.

Al igual que con la introducción de nuevos alimentos, las texturas también deben evolucionar: primero muy suaves, luego grumosas, se triturarán con un tenedor, luego se cortarán, antes de ofrecer pequeños trozos blandos.

Por último, la comida debe seguir siendo un momento de descubrimiento y placer. Si te niegas o si el niño tiene reflejos de rechazo, no debes insistir sino volver a intentarlo más tarde, y no dudes en contactar con tu médico o pediatra si el problema persiste.

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