Los vendedores ambulantes de cigarrillos en Aubervilliers y Pantin abren periódicamente las cajas eléctricas de Enedis para ocultar sus productos. Un fenómeno que exaspera a los habitantes, testigos de esta degradación diaria. Pero ¿qué hacer ante este flagelo? El ayuntamiento y Enedis parecen abrumados…
Es un espectáculo triste el que se presenta ante los ojos de los habitantes de Quatre-Chemins, un barrio a caballo entre Aubervilliers y Pantin, en Seine-Saint-Denis. Casi en cada esquina, las cajas eléctricas de Enedis, la filial de EDF encargada de la red de distribución eléctrica, se encuentran destrozadas y con las puertas arrancadas o destrozadas. Un vandalismo recurrente perpetrado principalmente por vendedores ambulantes de cigarrillos, que utilizan estas cajas como escondites para sus mercancías ilegales.
“Estamos hartos de ver nuestro barrio en este estado”, afirma Léo, un vecino exasperado. Estas cajas degradadas dan una imagen deplorable, además de peligrosas. » Porque estos equipos, normalmente destinados a conectar viviendas a la red eléctrica, se encuentran expuestos a las inclemencias del tiempo y al riesgo de contacto accidental con cables pelados. Un problema de seguridad que plantean muchos vecinos.
Cajas desviadas en beneficio de actividades ilícitas
Pero las cajas de Enedis no son las únicas que sufren ataques de vándalos. Como señala Léo, “muchas otras cajas, utilizadas para semáforos, alumbrado público o conexión a Internet, también son desviadas y utilizadas como puntos de reunión. Los particulares los utilizan como mesas improvisadas para colocar sus vasos. »
Un fenómeno que afecta a todos los operadores de red, según el ayuntamiento de Aubervilliers, contactado por una fuente conocedora del asunto. Orange y GRDF también estarían preocupados por estas incivilidades, que “se manifiestan principalmente en el deterioro de puertas o trampillas de acceso” a los equipos.
Un barrio bajo presión
El municipio indica que estos daños se concentran principalmente “en las calles situadas cerca de tres estaciones de metro, donde están presentes vendedores de cigarrillos de contrabando: Quatre-Chemins, Fort-d’Aubervilliers y Mairie-d’Aubervilliers. » Sectores en alta tensión, plagados de tráfico de todo tipo.
Ante esta situación, los vecinos de la zona se sienten abandonados. “La policía viene regularmente, pero eso no cambia nada”, lamenta Samia, una madre. Tan pronto como les dan la espalda, los vendedores regresan y el ballet comienza de nuevo. » Una impotencia de la policía que muchos atribuyen a la falta de personal y de recursos.
Enedis y autoridades públicas privadas
Por parte de Enedis, estamos haciendo un balance del problema. “Intervenimos lo antes posible para asegurar y reparar las cajas dañadas”, afirma el departamento de comunicación. Pero el proveedor del servicio reconoce que la tarea es difícil, ya que los actos maliciosos son frecuentes y repetidos en este sector.
Lo mismo ocurre a nivel municipal, que afirma que está aumentando “las denuncias a los distintos operadores afectados”, al tiempo que trabaja “en estrecha colaboración con las fuerzas policiales para frenar esta incivilidad”. » Pero los resultados tardan en dejarse sentir sobre el terreno, para gran consternación de los residentes.
A veces parece que a nadie le importa, que nadie realmente quiere solucionar el problema. Sin embargo, ¡aquí estamos hablando de seguridad pública!– Karim, un comerciante local.
La necesidad de una respuesta global y duradera
Más allá del sentimiento de abandono, también se plantea la cuestión del urbanismo. Para Léo, “no hay coherencia en la instalación de estos equipos. Las cajas Enedis deberían integrarse en los edificios para estar mejor protegidas, pero rara vez es así. » Una observación compartida por muchos residentes locales, que piden soluciones sostenibles.
Porque si la represión de los actos de vandalismo es necesaria, no puede ser suficiente para resolver un problema que tiene sus raíces en la precariedad social y económica del territorio. Para los residentes, es urgente actuar en todos los frentes (urbano, social y de seguridad) para restaurar la dignidad de estos barrios que han estado abandonados durante demasiado tiempo.
“Necesitamos una verdadera política urbana que aborde las causas profundas de la infelicidad y la delincuencia”, insiste Samia. De lo contrario, seguiremos tapando las brechas sin resolver nunca el problema subyacente. » Un gran desafío para las autoridades públicas, que tendrán que demostrar voluntad y determinación para restaurar juntos la confianza y el bienestar en estos barrios dañados.
¿Hacia una conciencia colectiva?
Mientras tanto, los habitantes de Quatre-Chemins siguen movilizados para defender su entorno de vida. Peticiones, manifestaciones, llamamientos a los cargos electos… Todos los medios son buenos para intentar mover las líneas y llamar la atención sobre su situación.
“No nos rendiremos”, promete Karim. Es nuestro barrio, nuestra vida diaria. Sólo queremos poder vivir allí con dignidad, como todos los demás. » Un llamado a la solidaridad y a la responsabilidad colectiva, para que estas cajas destrozadas dejen por fin de ser el triste símbolo de un territorio abandonado.
Porque más allá de Aubervilliers y Pantin, todo Seine-Saint-Denis se ve afectado por estos problemas. Un departamento que concentra muchas dificultades, pero que también aspira a un futuro mejor. La lucha contra la incivilidad y la reapropiación del espacio público por parte de los residentes bien podría ser el punto de partida para una reconquista urbana y cívica. Una lucha a largo plazo, pero necesaria para devolver el sentido y la esperanza a estos territorios que sufren.
Más allá del sentimiento de abandono, también se plantea la cuestión del urbanismo. Para Léo, “no hay coherencia en la instalación de estos equipos. Las cajas Enedis deberían integrarse en los edificios para estar mejor protegidas, pero rara vez es así. » Una observación compartida por muchos residentes locales, que piden soluciones sostenibles.
Porque si la represión de los actos de vandalismo es necesaria, no puede ser suficiente para resolver un problema que tiene sus raíces en la precariedad social y económica del territorio. Para los residentes, es urgente actuar en todos los frentes (urbano, social y de seguridad) para restaurar la dignidad de estos barrios que han estado abandonados durante demasiado tiempo.
“Necesitamos una verdadera política urbana que aborde las causas profundas de la infelicidad y la delincuencia”, insiste Samia. De lo contrario, seguiremos tapando las brechas sin resolver nunca el problema subyacente. » Un gran desafío para las autoridades públicas, que tendrán que demostrar voluntad y determinación para restaurar juntos la confianza y el bienestar en estos barrios dañados.
¿Hacia una conciencia colectiva?
Mientras tanto, los habitantes de Quatre-Chemins siguen movilizados para defender su entorno de vida. Peticiones, manifestaciones, llamamientos a los cargos electos… Todos los medios son buenos para intentar mover las líneas y llamar la atención sobre su situación.
“No nos rendiremos”, promete Karim. Es nuestro barrio, nuestra vida diaria. Sólo queremos poder vivir allí con dignidad, como todos los demás. » Un llamado a la solidaridad y a la responsabilidad colectiva, para que estas cajas destrozadas dejen por fin de ser el triste símbolo de un territorio abandonado.
Porque más allá de Aubervilliers y Pantin, todo Seine-Saint-Denis se ve afectado por estos problemas. Un departamento que concentra muchas dificultades, pero que también aspira a un futuro mejor. La lucha contra la incivilidad y la reapropiación del espacio público por parte de los residentes bien podría ser el punto de partida para una reconquista urbana y cívica. Una lucha a largo plazo, pero necesaria para devolver el sentido y la esperanza a estos territorios que sufren.