Terapia para dormir sin pastillas para dormir

Terapia para dormir sin pastillas para dormir
Terapia para dormir sin pastillas para dormir
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En Canadá, casi una de cada cuatro personas sufre de insomnio. Las mujeres y los ancianos son especialmente vulnerables, hasta el punto de que el consumo de somníferos es mayor. Un estudio reciente de Quebec concluye que la terapia cognitivo-conductual tendría una eficacia comparable a la de los medicamentos, sin los efectos adversos.

“A menudo, la gente pasa demasiado tiempo en la cama tratando de dormir. Esta terapia ayudará a las personas que antes dormían bien a volver a dormirse centrándose en buenos comportamientos, como levantarse cuando realmente no pueden conciliar el sueño”, señala Charles Morin, de la Facultad de Psicología y del Centro de Investigación CERVO de la Universidad Laval. .

Este estudio muestra beneficios a largo plazo en términos de “síntomas diurnos”, tanto para el grupo que recibió tratamiento conductual como para el grupo medicado – con zolpidem, una molécula relacionada con las benzodiazepinas.

Disponibles sólo con receta médica, las benzodiazepinas son potentes tranquilizantes porque ralentizan la actividad cerebral. Pero estos sedantes también provocan los temidos efectos secundarios: mareos, pérdida de coordinación, debilidad muscular, etc. Y pueden provocar dependencia.

Para una de cada diez personas, la falta de sueño se convierte en un problema de salud crónico con múltiples consecuencias en la vida cotidiana, ya sea ausentismo laboral o reducción del rendimiento.

Por eso muchos insomnes buscan tratamiento a pesar de los efectos secundarios. “La medicación es lo que más damos por la falta de sueño”, apunta el investigador.

Y la dependencia puede surgir con un uso prolongado, añade Charles Morin. Sin mencionar que “la gente tiene miedo de no dormir sin medicación, lo que aumenta aún más su ansiedad por el sueño”.

Cambiar nuestras creencias y comportamientos en la cama

Es en este contexto que los investigadores querían comparar la eficacia de la terapia conductual y de las pastillas para dormir. Siguieron a 211 adultos (el 63% de los cuales eran mujeres) que padecían insomnio crónico durante un año, en Canadá y Estados Unidos. A lo largo del día mostraron diversos síntomas: trastornos del estado de ánimo, fatiga, deterioro funcional y otros problemas de salud.

Los pacientes se dividieron en dos grupos similares, uno de los cuales recibió sesiones de terapia conductual de dos partes (conductual y cognitiva) y el otro, tratamiento con pastillas para dormir, durante seis semanas. Los más resistentes al tratamiento, es decir aquellos en los que el tratamiento no tuvo ningún efecto, continuaron con un segundo ciclo de tratamientos aleatorios: pastillas para dormir o terapia conductual.

Para estos últimos, una de las soluciones fue comprimir la ventana de sueño acortando el periodo de permanencia en la cama sin dormir. Se pidió a los participantes que llevaran un registro y comenzaran con un período de seis horas dedicado a dormir.

Los trastornos del sueño pueden ser complejos y tener múltiples factores. Es por ello que esta terapia se dirige a los factores que desencadenan los problemas de insomnio –uso del móvil, sedentarismo y otras causas conductuales– y a los factores que los mantienen y que pueden calificarse de cognitivos, como las creencias sobre el sueño o la ansiedad por no poder dormir. dormir.

De hecho, queda trabajo por hacer para combatir las percepciones erróneas en torno al sueño, como que “todo el mundo necesita dormir ocho horas cada noche”. Sin embargo, “necesitamos un descanso de calidad superior a un número mínimo de horas”, explica el investigador. “Es muy variable y cuanto más nos preocupamos, más vulnerables nos volvemos al insomnio. Los monólogos internos mantienen la actividad cerebral, que es lo que buscamos deshacer. »

En última instancia, el estudio muestra una ligera ventaja de la terapia conductual: la remisión del insomnio en 36 participantes en comparación con 29 en el grupo de “pastillas para dormir”. Entre los más resistentes que continuaron el experimento (108 personas), resulta que la combinación de los dos tratamientos aporta beneficios: reducción de la ansiedad, la fatiga y los síntomas de depresión.

Sabiendo que las personas mayores son los pacientes más vulnerables a la sobremedicación, la terapia conductual podría ser una opción interesante para recuperar el sueño en casa.

Pero el enfoque aún debe ser validado, sobre todo porque esta terapia conductual requeriría el seguimiento de un profesional de la salud, generalmente un psicólogo. Lo que puede suponer un problema debido a la falta de psicólogos y a las largas listas de espera en Quebec.

Buenos puntos y reservas.

“Los cuestionarios validados para evaluar los síntomas diurnos (como el Inventario de Depresión de Beck-II, el Inventario de Fatiga Multidimensional y la subescala de salud mental SF-36) son un punto fuerte del estudio. Esto demuestra que la evaluación de los síntomas diurnos se realizó según las reglas del arte”, comenta el farmacéutico clínico del Centro de Investigación del Centro Hospitalario de la Universidad de Montreal (CHUM), Patrick Nguyen, que no participó en este estudio.

El experto, sin embargo, tiene algunas reservas a la hora de comparar la eficacia de ambos métodos para reducir los síntomas diurnos en estudios abiertos, ya que “los participantes son conscientes de que están recibiendo tratamiento, y esto puede dar un efecto placebo y mejorar los síntomas”. A falta de un grupo de control, no podemos decir que estas intervenciones sean realmente efectivas sobre los síntomas diurnos. Por tanto, es imposible saber si el efecto observado es el resultado del efecto placebo o de la eficacia real del tratamiento”, añade el Dr. Nguyen.

Patrick Nguyen considera, por otra parte, que los resultados son interesantes y “abren la puerta al desarrollo de un proyecto de investigación que podría evaluar la eficacia de estos tratamientos en términos de síntomas diurnos con un tratamiento comparador “placebo”.

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