Cuando tenía sólo 39 años, a Jennifer Tyburski le diagnosticaron cáncer de tiroides. En retrospectiva, ahora sabe identificar el primer síntoma que debería haberla alertado pero que, en su momento, tomó por algo trivial.
Jennifer Tyburski, de 39 años, nunca imaginó que algún día enfrentaría la cáncer. Activa, sana y madre de dos niños, vivió una vida equilibrada, sin antecedentes médicos importantes. Pero en abril de 2024, se enteró de que tenía un cáncer de tiroidesuna revelación que puso patas arriba su vida cotidiana (pero que no la sorprendió).
“Siempre he estado sano y nunca descuidé mi salud. Yo era esa madre que compraba leche orgánica y me sentí más fuerte que nunca después de que comencé las clases de gimnasia”, le dice Jennifer al medio. Desfile. Pero todo cambió en diciembre de 2023 cuando se dio cuenta un bulto inusual y dolor en el cuello. A pesar de ello, los análisis de sangre no revelaron nada anormal. Jennifer, sin embargo, sintió que algo andaba mal.
Un primer síntoma que fácilmente pasa desapercibido
En febrero de 2024, mientras se lavaba la cara, Jennifer descubrió otro bulto visible en su cuello. “Inmediatamente pensé en una enfermedad como la tiroiditis de Hashimoto, pero nunca en el cáncer.“, dice ella. Entonces decidió consultar a un especialista, gesto que cambiaría su vida. Sólo 4 meses después la joven finalmente tuvo respuestas. En abril, después de exámenes en profundidad, que incluyeron una ecografía y una biopsia, se diagnosticó: cáncer papilar de tiroidesel tipo más común.
¿El primer síntoma que a Jennifer le hubiera gustado reconocer, pero que no la alertó en ese momento? Fatiga. “Estaba exhausto, al punto de quedarme dormido durante horas mientras les leía un cuento a mis hijos. No era mi costumbre”, recuerda. En aquel momento lo atribuyó al cansancio de la vida familiar con dos niños bastante hiperactivos. Pero en retrospectiva, se da cuenta de que Esta fatiga extrema fue una señal de advertencia de cáncer de tiroides. Como muchos, Jennifer pensó que los análisis de sangre normales descartaban un problema grave. Sin embargo, los médicos insisten: la fatiga persistente es a menudo una señal de alerta, incluso con resultados médicos tranquilizadores.
“Aun con los análisis de sangre normales, tenía cáncer de tiroides”
En el momento del diagnóstico, el cáncer ya se había extendido al cuello. Afortunadamente respondió bien a los tratamientos. Jennifer consultó a un cirujano especialista que realizó una tiroidectomíaun procedimiento de ocho horas durante el cual se extirparon 69 ganglios linfáticos además de la tiroides. “A pesar de la magnitud de la operación, tuve la suerte de tener una curación notable y una voz intacta”, confiesa, aliviada de no haber sufrido cambios vocales, una complicación frecuente después de este tipo. intervención.
En agosto de 2024, Jennifer también tuvo que someterse a un tratamiento con yodo radiactivo para eliminar cualquier cáncer residual. Esta etapa fue la más difícil para ella, sobre todo por el aislamiento que tuvo que imponer a su familia para protegerlos de la radiación. Hoy, la joven aprendió una lección de esta experiencia: es importante defenderse cuando se está seguro de tener razón. “Aprendí lo crucial que es dejar que se escuche tu voz y escuchar tu cuerpo. Incluso con análisis de sangre normales, tenía cáncer de tiroides.. Hay que seguir pidiendo pruebas si sientes que algo anda mal”, concluye.
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