Tiempo de lectura: 2 minutos – Visto en Scientific American
A más tardar durante la pandemia de Covid-19, todo el mundo se dio cuenta de lo beneficioso que podía ser salir a un parque y dar un paseo. Los científicos probablemente vieron este efecto por sí mismos, porque desde entonces, el número de estudios sobre los beneficios de la naturaleza para la salud se ha disparado.
La lista de beneficios de pasar suficiente tiempo al aire libre parece interminable: la revista Scientific American cita una presión arterial más baja, un sistema inmunológico más fuerte, un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, un mejor sueño y un envejecimiento más lento de las células.
La salud mental también se beneficia, ya que pasar tiempo al aire libre puede aliviar los síntomas depresivos y el estrés, además de mejorar la concentración. Los espacios verdes como parques o bosques no son los únicos que presentan estos efectos positivos: también están presentes los espacios azules (es decir, lagos, mares y otros ríos) y los espacios marrones (como los desiertos).
Acceso a espacios verdes, una cuestión de justicia social
Por el contrario, no es bueno no tener acceso a espacios verdes. Jennifer D. Roberts, experta en equidad sanitaria de la Universidad de Maryland, señala a Scientific American que los hogares de bajos ingresos “es menos probable que tengan árboles […]amplia superficie y parques de gran calidad”.
Según Marcia P. Jiménez, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston, existen mayores riesgos para la salud de las personas socioeconómicamente desfavorecidas y de las personas de etnias discriminadas que la falta de acceso a un parque. Comparativamente, el acceso a los alimentos, la contaminación del aire, el estatus socioeconómico del barrio o el entorno laboral tienen un mayor impacto en la salud.
Sin embargo, las investigaciones han demostrado que un mejor acceso a los espacios verdes es un impulso particularmente importante para la salud de los grupos socialmente desfavorecidos. En comparación, el acceso a parques y bosques tiene un impacto en la salud relativamente menor para los grupos más privilegiados. Por lo tanto, un mejor acceso a los parques sería un buen punto de partida para combatir la injusticia sanitaria.
