Una dieta desequilibrada durante el embarazo es mala para la madre y el bebé

Una dieta desequilibrada durante el embarazo es mala para la madre y el bebé
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El protocolo experimental fue el siguiente: las seis hembras de roedores del experimento comenzaron a recibir comidas desequilibradas 21 días antes del apareamiento y continuaron esta dieta hasta el día 21.mi día después del nacimiento de su camada que amamantaron.

Se realizaron tres tipos de mediciones en ratas jóvenes: la primera se refería a sus características morfométricas (tamaño, peso, longitud corporal, etc.), mientras que las otras dos se referían a parámetros fisiológicos. Los resultados más significativos se observaron en estos últimos, particularmente en lo que respecta a los niveles de glucosa en sangre. Este metabolito, esencial para el funcionamiento del organismo, es utilizado por las células para producir una molécula, el ATP, principal fuente de energía del organismo. Su nivel en sangre varía según las necesidades del organismo y, por tanto, fluctúa a lo largo del día y de la noche.

Al tomar y analizar muestras de sangre de ratas jóvenes durante 24 horas, los científicos observaron marcadas diferencias entre las hembras de la camada de control y las de madres desnutridas: en el grupo de control, después de 40 días, la tasa de glucosa en sangre en la sangre de las ratas jóvenes las ratas subían y bajaban según un ritmo circadiano caracterizado por dos picos de alta concentración de glucosa en dos momentos del día, mientras que en el otro grupo de roedores no se observó ningún ritmo circadiano.

El nivel de glucosa en sangre es un buen indicador de la sincronización de los relojes internos del cuerpo. En el experimento mexicano, a las ratas jóvenes se les alteró el reloj y el nivel de glucosa no estaba en sintonía con un ritmo biológico normal. No se producen los dos picos en los niveles de glucosa que se observan en las crías bien alimentadas. Existe por tanto una relación entre la alimentación de la madre y la correcta programación de los relojes internos al nacer. descifra Francisco Bolaños-Jiménez, investigador de la Universidad de Nantes, especialista en estas cuestiones.

El reloj del hipotálamo y los relojes celulares.

De hecho, todos los mecanismos que permiten el correcto funcionamiento de nuestros órganos durante el día y la noche están sincronizados mediante un reloj central situado en la base del hipotálamo.

A través del núcleo supraquiasmático (SCN), recibe señales luminosas de la retina, lo que le permite distinguir la alternancia entre el día y la noche. Luego, esta información se transmite a los relojes celulares periféricos para coordinar los procesos metabólicos en todo el cuerpo. “En el caso de los cachorros mexicanos existe una descorrelación entre la información proveniente del reloj central y los relojes periféricos, lo que hace que la fluctuación del nivel de glucosa en sangre no respeta los dos ciclos de 24 horas. A largo plazo, si persiste, esta desincronización puede provocar la aparición de enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2 o la obesidad. precisa el científico de Nantes.

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@https://doi.org/10. 6084/m9.figshare.24632340

Este gráfico muestra, durante 24 horas, el nivel de glucosa en sangre de crías de rata hembra: animales de control en negro; en gris, la camada nacida de ratas alimentadas con una dieta de “cafetería”.

Concluye sobre la publicación: “La originalidad de este trabajo reside en haber puesto a prueba una dieta cada vez más practicada en los países industrializados sobre una hipótesis ya bien respaldada por los científicos, a saber, que el feto es sensible a las condiciones de vida de la madre durante el embarazo y si estas condiciones se deterioran (estrés). , desnutrición), pueden ser, para el feto, un factor de riesgo de determinadas enfermedades metabólicas..

Esta hipótesis denominada DOHaD (Developmental Origins of Health and Disease) fue formulada en Inglaterra en el siglo XX.mi siglo por un médico epidemiólogo, el Dr. David Barker. “En zonas cercanas a Londres, que eran bastante pobres, muchos niños nacían con retraso en el crecimiento. El Dr. Barker se interesó por esta población en la edad adulta, entre 50 y 60 años, y notó que estas personas morían antes por enfermedades cardíacas. Y tuvo suerte, remontándose a su historia, de descubrir registros llevados por enfermeras en todos los pueblos y pequeñas ciudades inglesas donde se había registrado el peso de los niños al nacer. A partir de ahí, pudo establecer una relación entre el bajo peso al nacer y las enfermedades cardiovasculares. explica Patricia Parnet, investigadora del Inrae en una entrevista concedida a Ciencia y futuro en noviembre de 2023.

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Aunque el trabajo epidemiológico del Dr. David Barker ha sido criticado por no tener en cuenta los factores de confusión, la hipótesis subyacente ha sido respaldada por otros estudios. Por ejemplo, una investigación que involucró a 300.000 hombres nacidos en los Países Bajos durante la hambruna de 1944 encontró un mayor riesgo de obesidad entre las personas cuyas madres sufrieron desnutrición durante ese período, en comparación con aquellos cuyas madres consumían suficientes calorías.

Desde entonces, los trabajos experimentales con animales han confirmado estas hipótesis epidemiológicas, demostrando que las condiciones de vida de la madre influyen en el desarrollo del feto, al igual que el estado de salud del padre.

“No todo se decide al nacer”

El estado de salud del padre también puede influir en el funcionamiento del cerebro de la descendencia

Ya se ha demostrado que el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas (como diabetes tipo 2 u obesidad) también puede transmitirse a través de la línea paterna a través de modificaciones epigenéticas que tienen lugar en los espermatozoides.

En un estudio liderado por Francisco Bolaños-Jiménez que acaba de publicarse en la revista Acta fisiológica, se demuestra que, al igual que la obesidad materna, la obesidad paterna altera, en ratas, la capacidad de aprendizaje de la descendencia alterando diversos procesos relacionados con la formación de la memoria. Sin embargo, sólo la obesidad materna parece afectar el proceso de memoria a largo plazo.

Esta investigación también arroja luz sobre los orígenes de estos problemas de memorización, que resultan de la expresión alterada de genes cruciales para un buen aprendizaje.

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Ahora los científicos trabajan para comprender los mecanismos que intervienen y reconocen que estos trastornos metabólicos tienen un origen epigenético, es decir, que resultan de cambios en la actividad genética.

Es decir, determinados genes necesarios para la síntesis de moléculas esenciales para el organismo no se expresan correctamente. Sin embargo, como estas alteraciones no se registran directamente en el ADN de los recién nacidos, son reversibles. “No todo se decide al nacer”, temperamentos Francisco Bolaños-Jiménez.

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