González Urrutia, candidato pese a estar exiliado en España

González Urrutia, candidato pese a estar exiliado en España
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Impulsado contra su voluntad a la campaña presidencial venezolana, arrastrado por el caos poselectoral, Edmundo González Urrutia, a quien la oposición considera el presidente electo, inicia ahora una vida de exilio en España.

El ex embajador cuenta que uno de sus placeres era conversar desde su terraza en lo alto de Caracas con sus cuatro nietos que vivían en un apartamento vecino.

Pero a sus 75 años, vivía escondido desde hacía un mes, desde las elecciones presidenciales que la oposición afirma haber ganado contra Nicolás Maduro, proclamado vencedor por la justicia considerada a merced del gobierno.

Desde entonces, el combatiente Edmundo González Urrutia no ha dejado de cuestionar la autoridad de Nicolás Maduro en las redes sociales. Por su parte, este último lo llamó “cobarde” y lo responsabilizó de la violencia poselectoral que dejó 27 muertos.

En la mira de la justicia, cuya citación ignoró, estaba sujeto a una orden de captura desde el 3 de septiembre y la fiscalía había abierto investigaciones por “desobediencia a la ley”, “conspiración” y “usurpación de funciones”.

Prefirió volar el domingo a España, donde ha solicitado asilo, y dejar la lucha por el poder en el país a la líder opositora María Corina Machado, a quien había sustituido a corto plazo como candidato.

Esta última aseguró que la vida de la mujer a la que califica como “presidenta electa” estaba “en peligro”.

Edmundo González Urrutia, quien trabajaba en la sombra por la unidad opositora desde 2008, había aceptado a principios de año ser el candidato “provisional” de la oposición, que esperaba entonces poder inscribir a Machado, ganadora de las primarias opositoras pero no elegible, o a otra figura.

“Un sábado me citaron para firmar una carta al Consejo Nacional Electoral (…) entonces escuché un comunicado en el que ponían mi nombre como +tapa+ (expresión para significar lo provisional). No sabían que la tapa se convertiría en la botella”, dijo entre risas, explicando que había aceptado “para no dejar a la oposición sin candidato”.

– “servidor de la República” –

Nacido en La Victoria, a unos cien kilómetros de Caracas, Edmundo González Urrutia realizó toda su escolaridad en esta pequeña población, escenario de una de las batallas decisivas (1812) de la independencia cuando, según la leyenda, un puñado de soldados y seminaristas resistieron a las fuerzas realistas cinco veces superiores en número y sedientas de sangre…

El joven se trasladó a Caracas para realizar estudios universitarios en la prestigiosa Universidad Central de Venezuela (UCV) antes de incorporarse al Ministerio de Relaciones Exteriores.

Pasó en particular por Bélgica, donde aprendió francés, y por Estados Unidos, donde se licenció en la Universidad Americana de Washington.

Fue de esta época que ideó el lema en latín que tenía colgado en el pequeño despacho de su casa: “Verba volant, scripta manent” (Las palabras vuelan, los escritos permanecen), cerca de su biblioteca que albergaba grandes clásicos de la diplomacia: “La anatomía del poder” de John Kenneth Galbraith, “El choque de civilizaciones” de Samuel Huntington y “Sobre China” de Henry Kissinger.

Hombre de expedientes, trabajó mucho tiempo en cumbres internacionales y ocupó también cargos de embajador en Argelia (1994-99) y Argentina (1999-2002). A menudo repite que “fue extranjero durante mucho tiempo pero que conoce muy bien Venezuela”.

Por otra parte, no se sentía cómodo siendo el centro de atención, ya que leía sus discursos en un tono monótono y rara vez improvisaba. Prefería dejarle el protagonismo a la mucho más carismática Machado.

“Es un hombre culto, honesto, familiar, inflexible, sin ningún atisbo de populismo”, escribe el analista José Toro Hardy.

“Un demócrata y un servidor de la República”, asegura Ramón Guillermo Aveledo, exsecretario de la coalición Plataforma Unitaria Democrática (PUD), que agrupa a los principales partidos de la oposición.

Aunque es un crítico del gobierno, adoptó un tono más moderado que Machado, con llamamientos a la conciliación y la invocación de una amnistía. Firmó una carta abierta muy conocida al ejército, considerado progubernamental, en la que le pedía que “respetara y hiciera respetar” el resultado de las elecciones.

pgf/cls

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