El Festival de Cine de Venecia entregó el sábado su León de Oro al español Pedro Almodóvar por su primera película estadounidense, dándole la oportunidad de hacer un alegato a favor del suicidio asistido, tema central de “La habitación de al lado”.
Un largometraje de tono crepuscular, “La habitación de al lado” cuenta la historia de Ingrid (Julianne Moore), una novelista angustiada por el final de su vida, y Martha (Tilda Swinton), su amiga de la infancia, una ex reportera de guerra acostumbrada a desafiar a la muerte, que vive sola en su hermoso apartamento de Nueva York y que, sufriendo un cáncer, decide terminar con su vida.
“Creo que despedirse de este mundo de manera adecuada y digna es un derecho fundamental de todo ser humano”, afirmó el ex enfant terrible de la Movida al recibir su premio en el escenario del Palazzo del Cinema del Lido de Venecia.
“Sé que este derecho va en contra de las religiones o creencias que tienen a Dios como única fuente de vida”, añadió, instando a “los creyentes de todas las religiones a respetar y no interferir en las decisiones individuales sobre este tema”. “Los seres humanos deben ser libres (…) de morir cuando la vida les resulta insoportable”, concluyó.
A sus 74 años, Almodóvar, autor de obras maestras como “Todo sobre mi madre” y “Hable con ella”, ganadoras de premios Oscar, nunca había sido galardonado con el máximo galardón de un festival.
Fue finalmente el jurado presidido por Isabelle Huppert, otro gran rostro del cine de autor europeo, quien otorgó esta distinción a la española, cineasta de mujeres y de sentimientos por excelencia.
“Es mi primera película en inglés pero el espíritu es español”, comentó.
Almodóvar, un personaje pintoresco, que todavía aparece en Venecia vestido con un traje rosa salmón, esconde sin embargo cierta oscuridad, más marcada en los últimos años.
Aunque su nombre ha sido durante mucho tiempo sinónimo de transgresión, humor atrevido, melodramas extravagantes y heroínas extraordinarias, sus obras están cada vez más atormentadas por el deterioro físico y el miedo a la muerte.
Para explicar esta nueva seriedad, a menudo evoca su vida de hombre mayor, solitario, con un gato y “fantasmas”.
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