Los “lambiissi” de Burkina Faso, una farándula de testículos

Los “lambiissi” de Burkina Faso, una farándula de testículos
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      testículos
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CORREO INTERNACIONAL

Lambiissi.com. Iliasse Ganamé no miró muy lejos [pour] Bautiza su carnicería. En el barrio de Gounghin, en Ouaga, es un lugar de visita obligada para algunos clientes amantes de los testículos de rumiantes. El joven se ha hecho un nombre en el sector desde 2008, cuando empezó a trabajar por cuenta propia.

En esta tarde de julio, Lambiissi.com, reconocible desde lejos gracias a su cartel, está algo tranquilo. Iliasse aprovecha para poner en orden su frigorífico. Unas bolitas cuidadosamente envueltas en bolsas blancas están muy frescas y, sobre todo, listas para meterlas en la sartén. Es el producto estrella de la carnicería: 2.000 francos CFA el par. [environ 3 euros].

“El día que no tengamos nada lambiissi, La gente ni siquiera quiere los otros productos que ofrecemos. Esa es realmente la base de nuestro negocio”. explica el carnicero mientras coloca su mercancía en un gran plato. De 8 a 1 de la mañana, ayudado por sus cinco empleados, recibe a sus clientes que acuden en masa a degustar su especialidad. “Cuando el mercado está bueno, puedo vender más de cien testículos al día”.

Testículos disponibles en lista de espera

En las redes sociales, Aziza Sawadogo es la reina de los testículos. Esta restauradora y dolotière [qui produit le dolo, bière locale à base de sorgho] Regularmente hace publicaciones divertidas con testículos en su mano que sostiene firmemente.

En el barrio de Pissy, en Ouaga, donde se encuentra su restaurante, la encontramos en plena sesión de trabajo. Además de los platos tradicionales que ofrece, cocina brochetas especiales en un fogón… Allí también es una especialidad de la casa. “Cuando no tengo eso en el menú, es como si no tuviera[avais] nada preparado”, El cocinero nos explica para que entendamos la demanda que tiene el plato. La prueba es que las brochetas que están en el fuego son un pedido de clientes en lista de espera.

“Hay gente que hace pedidos con antelación, dos o tres semanas antes. […] En cuanto publicas y la gente pregunta y dices que se acabó, algunos hasta se enfadan. Por ejemplo, para hoy hay lista de espera. No es un plato que se quede. […]”, Aziza continúa untando las brochetas con aceite mezclado con especias. Tienen que darse prisa. Es casi mediodía y los clientes esperan impacientes probar algunos testículos.

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