La derecha en Matignon y LFI juegan a la calle contra el “golpe de fuerza” de Macron

La derecha en Matignon y LFI juegan a la calle contra el “golpe de fuerza” de Macron
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      Matignon
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      Macron
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Dos meses después de las elecciones legislativas que cree haber ganado, Francia Insumisa organiza su respuesta en las calles y convoca manifestaciones en decenas de ciudades contra el “golpe de fuerza” de Emmanuel Macron.

El deseo de venganza se multiplicó por diez con el nombramiento el jueves de Michel Barnier en Matignon, un primer ministro de derechas, prueba de que “las elecciones fueron robadas” al patriarca rebelde Jean-Luc Mélenchon, que instó a sus tropas a “la movilización más potente posible”.

La iniciativa lanzada a finales de agosto por dos sindicatos de estudiantes y de escuelas secundarias fue inmediatamente retomada por LFI, que la convirtió en el elemento central de su nuevo tríptico: “censura, movilización, despido”.

A la espera de la reapertura de la Asamblea, en un intento de derrocar al gobierno y al jefe de Estado, la primera vuelta se está jugando en la calle. Los organizadores han anunciado “150 puntos de movilización en toda Francia”, empezando por París, donde el punto de encuentro está fijado para las 14 horas en la plaza de la Bastilla. El líder del Partido Comunista, Fabien Roussel, también estará allí, mientras que la líder de los ecologistas, Marine Tondelier, marchará en Lille.

Pero, además de los dirigentes y activistas, ¿cuántos serán los manifestantes? Antes del nombramiento de Michel Barnier, las autoridades esperaban una participación baja, unas 15.000 personas en total, de las cuales 2.000 en la capital. Una cifra que se ha revisado al alza y que ahora supera los 30.000 manifestantes, de los cuales se esperan entre 4.000 y 8.000 en la capital, según fuentes policiales.

– Opinión unificada –

“La movilización tiende a fortalecerse aún más con una fuerte actividad en las redes sociales y en todos los medios de comunicación”, subrayó una de estas fuentes.

Sin embargo, hay que señalar que el inicio del año universitario “aún está muy lejos” y que “los grandes sindicatos no han respondido a la convocatoria de manifestaciones, concentrándose en fechas posteriores”.

La CGT se desmarcó rápidamente y fijó su propia fecha para la vuelta al trabajo, el 1 de octubre. “Un sindicato no es un partido político”, justificó su número uno Sophie Binet, al tiempo que esperaba “que el día (el 7 de septiembre) sea un éxito”.

Otra ausencia notable es que el Partido Socialista no ha hecho pública la convocatoria a la manifestación, aunque algunas de sus federaciones locales participarán. El Nuevo Frente Popular, que reivindica su victoria en las legislativas con sus 193 diputados, no estará por tanto en plena campaña para protestar contra la “negación de la democracia” que denuncia sin embargo al unísono.

Una dificultad para actuar de manera concertada ya ilustrada por la solicitud de destitución del Presidente de la República: la propuesta de resolución, presentada por los diputados insomnes a principios de semana, fue efectivamente rubricada por los 72 miembros del grupo LFI, pero sólo se adhirieron a ella seis diputados electos ecologistas y tres representantes de ultramar.

Para romper este aislamiento, el partido de izquierda radical intenta por todos los medios sumar a la opinión pública a su causa. Además de las manifestaciones del sábado, una petición de apoyo al proceso de destitución de Emmanuel Macron ha reunido casi 260.000 firmas en una semana.

gbh/sl/tmt

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