El Partido Socialista volvió a estar dividido el jueves por la noche sobre la hipótesis abortada de un gobierno de Bernard Cazeneuve, con las corrientes minoritarias del partido deplorando una oportunidad perdida para un gobierno de izquierda, mientras que la dirección afirmó que Emmanuel Macron nunca había considerado realmente nombrarlo.
“No querían a Cazeneuve, tenían a Barnier”: esto es lo que reprocharon en esencia los opositores al primer secretario del PS, Olivier Faure, después de que Emmanuel Macron nombrara al ex comisario europeo de derecha Michel Barnier en Matignon, dijeron varios testigos a la AFP.
Los debates de esta Oficina Nacional fueron sin embargo menos tensos que el martes durante la primera Oficina, cuando los dos bandos se enfrentaron en una votación sobre un posible apoyo incondicional a un gobierno Cazeneuve.
Los partidarios del ex primer ministro socialista, que abandonó el PS tras su alianza con LFI, perdieron sus votos, ya que el PS se negó a comprometerse a no censurarlo.
El alcalde de Rouen, Nicolas Mayer-Rossignol, y la alcaldesa de Vaulx-en-Velin, Hélène Geoffroy, que son partidarios de Bernard Cazeneuve, han reiterado que se debería haber dado una oportunidad a esta opción. “Aunque sólo había un 5% de posibilidades, valía la pena intentarlo”, declaró a la AFP un amigo cercano de Geoffroy. “Nos permitió demostrar que estábamos dispuestos a jugar el partido”.
Pero el bando de Faure expresó su convicción de que Emmanuel Macron no quería nombrar a un primer ministro de izquierdas, quienquiera que fuese, porque “no quería que se desbarataran sus políticas públicas”. También subrayaron que la cuestión de la reforma de las pensiones era una línea roja para él y que ninguna figura de izquierda habría logrado ningún avance en ese sentido.
También pidieron a sus oponentes que no alimenten la narrativa de Macronie, que “quiere hacer creer que es culpa de la izquierda si tenemos un primer ministro de derecha”, explicó un amigo cercano de Olivier Faure.
Sin embargo, la Mesa aprobó por unanimidad censurar al gobierno Barnier, cuyo partido LR perdió ampliamente las elecciones legislativas y que no había llamado a un frente republicano contra el RN: “No se trata de una censura por motivos personales, sino por respeto a las reglas institucionales y democráticas”, explicó la primera secretaria delegada, Johanna Rolland.
Respecto a la manifestación del 7 de septiembre contra el “golpe de fuerza” de Macron, el PS mantiene su posición: no hay convocatoria nacional para manifestarse, a diferencia de los otros partidos del Nuevo Frente Popular, pero todos son libres de participar.
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