El Primer Ministro ha trazado el camino de gravar los activos más elevados. En particular, el gobierno podría inspirarse en el llamado proyecto fiscal Zucman para apuntar a las carteras de los más ricos.
Publicado el 15/01/2025 10:56
Actualizado el 15/01/2025 12:37
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¿Cómo podemos cumplir el objetivo, incluso revisado al alza, de un déficit público del 5,4% este año con un crecimiento revisado a la baja, hasta el 0,9%? Ésta es la dificultad que le espera al gobierno de François Bayrou, el día después de su declaración de política general del martes 14 de enero. “Vamos a hacer un esfuerzo histórico para reducir el gasto público”explica el miércoles en TF1 Amélie de Montchalin, que evoca “el mayor esfuerzo para reducir el gasto en 25 años”. Confirmó también la veracidad de las informaciones publicadas en la prensa, que mencionan 32 mil millones de ahorros y 21 mil millones de aumentos de ingresos.
En cuanto a los ingresos, François Bayrou estimó el martes que las empresas deberían “protegidos contra aumentos exponenciales de impuestos y cargas”. Su predecesor pretendía imponer un impuesto adicional sobre los beneficios de las grandes empresas, que supuestamente aportaría ocho mil millones de euros. No mencionó un posible impuesto destinado a las rentas elevadas, inaplicable en la forma prevista por Michel Barnier debido a las normas que impiden la retroactividad. Sin embargo, la idea no se abandonaría y podría ser objeto de una ley fiscal separada.
François Bayrou afirmó todavía por la tarde que el gobierno estaba trabajando en una “Impuesto antioptimización para patrimonios elevados” que podría aparecer en el proyecto de presupuesto de 2025. Existe la idea, pero por el momento sólo la idea, afirma Bercy. Sin negar que podría inspirarse en el llamado proyecto fiscal Zucman, que lleva el nombre del economista francés, un impuesto global del 2% sobre los activos superiores a mil millones de euros. Esta contribución sobre el valor estimado de todos los activos, no sólo inmobiliarios, en los que está trabajando el gobierno está dirigida a los más afortunados.
Pero aún no se ha decidido ninguna tarifa y no hay aclaraciones sobre el aspecto legislativo. El futuro proyecto de ley de finanzas no permite la creación de un nuevo impuesto de este tipo. Pese a todo, el deseo parece que se aplique este año. Suficiente para sustituir de alguna manera el proyecto del gobierno Barnier que quería establecer un tipo mínimo del impuesto sobre la renta para los más ricos del 20%, mientras que algunos se encuentran hoy por debajo de este umbral, gracias a la acumulación de varias lagunas fiscales.