Cuando Pascal Vincent anunció a Logan Mailloux que había sido seleccionado para representar al Laval Rocket en el Juego de Estrellas de la Liga Americana de Hockey (AHL) en Palm Spring, el joven defensa no reaccionó como cabría esperar. espera ahí.
En lugar de celebrar este reconocimiento y la oportunidad de disfrutar de California, Mailloux se sintió como un ladrón, plenamente consciente de que no merecía ese honor.
El siguiente extracto de vídeo es muy incómodo.
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Si Joshua Roy, también seleccionado, es una elección lógica dada su impresionante temporada, el nombramiento de Mailloux plantea dudas.
Con sólo 16 puntos en 29 partidos, está por delante de Adam Engström (17 puntos) entre los defensores del Rocket. Engström, más consistente y eficiente, habría merecido este lugar mucho antes que Mailloux.
Esta injusticia no se le escapa a Mailloux, que atraviesa un período difícil desde hace varias semanas. Él lo sabe mejor que nadie: sus últimas actuaciones no reflejan el calibre que se espera de un jugador seleccionado para el Juego de Estrellas.
Con un récord de -9 en sus últimos 18 juegos y una contribución ofensiva lenta, no ha sido el jugador dominante que aspira a ser.
Durante el entrenamiento matutino, Pascal Vincent compartió la buena noticia con sus jugadores. Si sus compañeros felicitaron calurosamente a Roy, el ambiente era mucho más pesado para Mailloux.
Las miradas inquisitivas de los demás jugadores parecían pesar mucho sobre sus hombros, y casi se podía ver al joven defensor deseando desaparecer en el vestuario.
Finalmente, sus compañeros fueron a felicitarlo, pero Mailloux se sintió muy mal.
Mailloux se sintió como un impostor. Este reconocimiento, que normalmente habría acogido con orgullo, se convirtió en un cruel recordatorio de sus recientes dificultades.
“¿Por qué yo y no Engström?” debe decirse a sí mismo.
La selección de Mailloux para el Juego de Estrellas está más ligada a su condición de prospecto de los Montreal Canadiens que a sus actuaciones actuales.
Pero esta situación pone de relieve la presión constante sobre sus hombros. Después de un comienzo de temporada prometedor, Mailloux vio cómo su juego colapsaba, tanto ofensiva como defensivamente.
Su entrenador, Pascal Vincent, ha subrayado públicamente la importancia de que Mailloux se convierta en un jugador fiable de 200 pies, cuestionando su uso en el juego de poder.
Esta degradación no sólo afectó su tiempo en el hielo, sino también su confianza.
La selección de Mailloux para el Juego de Estrellas, lejos de ser una victoria personal, podría convertirse en un shock eléctrico para su desarrollo.
Por ahora, es evidente que ve este nombramiento como una carga emocional adicional. Sabe que tendrá que demostrar, dentro y fuera del hielo, que merece tal honor.
Sin embargo, esta situación también podría amplificar las tensiones entre él y la organización. Las críticas, ya numerosas, corren el riesgo de intensificarse y Mailloux tendrá que subir rápidamente el listón para justificar esta selección.
Logan Mailloux se encuentra en una situación incómoda: está en el punto de mira por razones que no considera merecidas.
Este sentimiento de impostor podría empujarlo a superarse a sí mismo o hundirlo aún más en la duda.
Por ahora, Mailloux parece más abrumado que entusiasmado con la idea de participar en el Juego de Estrellas. Pero tal vez este evento podría ser una oportunidad para reiniciar su temporada y demostrar a todos, y especialmente a sí mismo, que tiene lo necesario para estar a la altura de las expectativas.
Una cosa es cierta: aquí comienza el camino de la redención, y a él le corresponde trazarlo.
Curiosamente, esta selección para el Juego de Estrellas de la AHL corona extrañamente una serie de reveses que han marcado su temporada desde el inicio del campo de entrenamiento.
Lo que debería haber sido un año de confirmación y progresión se convirtió rápidamente en una sucesión de dificultades, tanto dentro como fuera del hielo.
Todo empezó durante el campo de entrenamiento de los Montreal Canadiens, donde Mailloux esperaba ganarse un puesto en el gran club.
Con su presencia física y potencial ofensivo, parecía tener las herramientas necesarias para impresionar a Martin St-Louis y su personal.
Pero a pesar de anotar tres puntos respetables en cinco partidos de pretemporada, sus deficiencias defensivas y su falta de consistencia convencieron a la organización de que aún no estaba listo para la NHL.
Su despido a Laval, aunque esperado, marcó un primer duro golpe. Mailloux había lucido bien ofensivamente, pero su juego defensivo aún dejaba mucho que desear, un punto destacado varias veces por Pascal Vincent y la organización.
Una vez de vuelta en Laval, Mailloux tuvo un gran comienzo con nueve puntos en sus primeros cuatro partidos.
Pero a estos fuegos artificiales iniciales les siguió rápidamente una fuerte caída. Su producción ofensiva disminuyó y su récord de -9 en los últimos 18 juegos confirmó que algo andaba mal.
Fue en este contexto que Pascal Vincent decidió rebajarlo a la segunda unidad de ventaja numérica, decisión que causó un gran revuelo.
Oficialmente, Vincent justificó esta elección subrayando la importancia de que Mailloux se concentrara en su juego defensivo:
“El juego de poder no es lo que lo llevará a la NHL. Queremos que se convierta en un jugador confiable de 200 pies que pueda defender. »
Sin embargo, muchos observadores vieron esta decisión como una llamada de atención, un intento de despertar a un jugador que estaba perdido.
Esta degradación no sólo afectó su tiempo en el hielo, sino también su confianza, alimentando tensiones entre el jugador y su entrenador.
Además de sus problemas en el hielo, Mailloux también ha sido criticado por su comportamiento fuera del hielo. La organización expresó reservas sobre su estilo de vida, citando una falta de disciplina que no corresponde a los estándares profesionales del canadiense.
Estas preocupaciones, combinadas con su pobre desempeño en el hielo, contribuyeron a deteriorar su relación con Pascal Vincent y, más ampliamente, con la organización.
La nominación de Mailloux al Juego de Estrellas de la AHL se produce en un contexto en el que el defensor está lejos de estar en su mejor momento.
Este sentimiento de impostor se suma a un cóctel ya explosivo de frustraciones personales y críticas externas.
Para Mailloux, este reconocimiento debería haber sido una validación de su trabajo, pero se convirtió en un cruel recordatorio de sus luchas esta temporada.
Desde el inicio del campo de entrenamiento, Logan Mailloux se ha enfrentado a una serie de desafíos que han sacudido su confianza y empañado su imagen.
Desde su degradación en Laval hasta sus problemas fuera del hielo y sus horribles actuaciones, esta temporada ha sido un claro recordatorio de los obstáculos que tendrá que superar para llegar a la NHL.
Si Mailloux logra utilizar este honor como fuente de motivación, podría cambiar las cosas y retomar el camino de la progresión.
Pero por ahora, esta temporada parece más una lección difícil que un éxito rotundo.
Tenía razón al querer esconderse cuando escuchó la noticia.