Delegaciones de instituciones libias rivales reanudaron sus discusiones en Marruecos el miércoles para tratar de romper el estancamiento político y evitar que el país vuelva a caer en el caos.
Libia ha soportado una década turbulenta desde que se dividió en 2014 entre dos administraciones en el este y el oeste, tras el levantamiento respaldado por la OTAN que derrocó a Muammar Gaddafi en 2011.
Las conversaciones en Bouznika, cerca de Rabat, la capital marroquí, tuvieron lugar entre órganos legislativos rivales conocidos como el Alto Consejo de Estado, con sede en Trípoli, al oeste, y la Cámara de Representantes, con sede en Bengasi, al este.
En la apertura de las consultas entre las instituciones, el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, instó a los participantes a trabajar juntos para preservar la unidad de Libia y prepararse para “elecciones creíbles”.
“Las numerosas conferencias internacionales y regionales sobre Libia no sustituirán el diálogo interlibio, que es creíble y cuenta con el apoyo de las partes interesadas”, afirmó.
El proceso político destinado a poner fin a años de división institucional, guerra abierta y paz inestable está estancado desde el fracaso de unas elecciones previstas para diciembre de 2021, debido a disputas sobre la elegibilidad de los principales candidatos.
La Cámara de Representantes fue elegida en 2014 como parlamento nacional con un mandato de cuatro años para supervisar la transición política.
En virtud de un acuerdo político libio de 2015 en Skhirate, Marruecos, cerca de Rabat, se estableció el Alto Consejo de Estado como segunda cámara consultiva con función consultiva.
Pero la Cámara de Representantes nombró entonces su propio gobierno rival y declaró que el mandato del primer ministro como gobierno de unidad nacional había expirado. El gobierno designado por el este tuvo poca influencia, pero su nombramiento revivió la división este-oeste de Libia.