El nuevo Primer Ministro francés, el centrista François Bayrou, habló de “un Himalaya” de dificultades, en particular presupuestarias, que se resolverán al asumir el viernes el poder al frente de un país sumido en una grave crisis política.
“Nadie conoce mejor que yo la dificultad de la situación. He asumido riesgos imprudentes en mi vida política para plantear la cuestión de la deuda y los déficits”, declaró este veterano de la escena política de 73 años, durante el traspaso de poder con su predecesor Michel Barnier. “No sé nada del Himalaya que tenemos ante nosotros, de las dificultades de todo tipo”, afirmó este antiguo aliado del presidente Emmanuel Macron, que tendrá que dotar a Francia de un presupuesto el año que viene, en una Asamblea Nacional sin mayoría.
El déficit de la segunda economía de la zona euro, que alcanza el 6,1% del PIB, y su deuda, cuyos intereses ascienden a 60.000 millones de euros al año, plantean “un problema moral, no sólo financiero”, insistió el nuevo jefe del gobierno. François Bayrou advirtió también contra “el muro de cristal que se ha construido entre los ciudadanos y las autoridades”, mientras el país se hunde en una crisis política desde la sorpresiva disolución de la Asamblea Nacional por parte de Emmanuel Macron, en junio.
“Hay que encontrar un camino que una a las personas en lugar de dividirlas. Creo que la reconciliación es necesaria”, declaró François Bayrou poco después de su nombramiento, el viernes al mediodía. El nombramiento de Bayrou se produjo nueve días después de la caída del gobierno de Michel Barnier, derrocado el 4 de diciembre, después de sólo tres meses en el cargo, por una censura histórica votada por diputados de izquierda y de extrema derecha.
Al frente de un “gobierno de interés general” “reforzado”, deseado por el presidente Macron, se enfrentará a una tarea inmensa, ya que aún no se ha votado como prioridad un presupuesto para 2025.
Si no habrá censura “a priori” por parte del RN, según su presidente Jordan Bardella, el LFI afirmó por el contrario que votará a favor de la censura de François Bayrou, porque no es de izquierdas. Los republicanos (LR, derecha) han condicionado su participación en el gobierno a su hoja de ruta.
En la izquierda, como precio por su no censura, los socialistas piden a Bayrou que se comprometa a renunciar al recurso al 49.3 –artículo de la Constitución que permite adoptar un texto sin votación– y a proceder a una “reorientación del política gubernamental. Los comunistas expresaron una posición similar. Los ecologistas ya han amenazado con censurar al nuevo Primer Ministro si sigue la misma política y mantiene a Bruno Retailleau como Ministro del Interior.
François Bayrou quiere encontrar, según su fórmula, los contornos de un “acuerdo de cooperación democrática”: el gobierno se comprometería a no utilizar el 49.3 para imponer sus leyes y los opositores, por su parte, no lo censurarían.